Una reconoce el lenguaje de la luz y cuando lo reconoce, comienza a escribir sin parpadear y casi sin saber lo que va a decir. Reconocerlo es entrar en una estancia privada donde tu inteligencia- si la hubiere- ya no es tuya sino al servicio, o, de la luz, así, dos personas confluyen en una sola: Aquella que se transforma cuando entra en la luz y la otra que no acaba de encontrar el centro entre el bullicio, por eso siempre tiene la sensación de andar perdida y de engañar cuando se cruza con alguien y habla. Yo no soy esta…vas diciendo por lo bajini. La celosía se va haciendo casi imperceptible con el transcurrir del tiempo, pero aun así, cuando reconoces el lenguaje de la luz, sigue tu alma saltando a brincos por la llegada a casa. JUANITA