Madrugadas esperando;
entre sábanas vacías;
pudorosos son los pensamientos;
omiten, soñadas caricias.
Nuestros deseos cruzados,
entre palabras calientes;
sacio mi singular fantasía;
careciendo de tu piel, mi mente.
Ansiando acariciar tu cuerpo;
como cuando se desea el soñar,
hundiendo mis dedos en tu templo;
oropeles que recubren, olas del mar.
Necesito; percibir tu aroma;
dudoso en mi madrugada mas ansiada;
ofuscado con el néctar que suciona;
una boca, sedienta en la madrugada.
Como mantos de estrellas que cubren;
a nuestros cuerpos abrazados;
unidas por ese hilo del amor;
Ese amor; que nos tiene cautivados.
Tu dices; echarme de menos;
y a mi, me ocurre contigo;
y es que los dos nos queremos;
y nuestro amor; no lo barrerá el olvido.