En la cara lleva tres años perdidos y el frío de las seis de la mañana. Van a partirte el corazón. De pronto la luz apagada, los pasillos turbios, la puerta que clava su ruido en la espalda. Van a partirle el corazón. Y arrastra una cadena oscura de pasiones heladas, ese frío que cabe solamente detrás de una palabra. Y yo la veo caminar, despacio, perderse en lo que anda, fugitiva tristeza que va y viene de la sombra a la puerta de mi casa. La luz artificial deja en la calle el temblor silencioso de tres barcas ancladas. Cuando ella cruza por mi lado siento como un golpe de remos