MI PELO
En
los rizos de mi pelo te enredastes una tarde en que los dos paseando
nos encontramos de frente, y yo me quedé prendida de tus grandes ojos
verdes. Mi pelo negro azabache, te tenian cautivado, lo acariciabas
con mimo, con tus bellos dedos largos, haciendo tirabuzones. Yo, sonreia
placentera, pues de verdad me agradaba y decidimos seguir caminando por
las acera, en silencio, sin hablar, por no romper el encanto, de
aquella tarde serena que tu y yo nos encontramos. Mi pelo se te
enredó, mientras yo me iba enredando en tus ojos verde oliva. Nos
enredamos los dos y me entregué a tus caricias. Y seguimos caminando
hasta la Plaza del Potro, allí me distes un beso y un poema me
susurraste al oido, que me hizo estremecer. Y seguimos adelante, y
junto a la Cruz del Rastro, en el mismo humilladero inclinando la
rodilla me recistastes un verso de
Fray Luis de Leon.
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