El Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, Mons. Ivan Jurkovič, exhortó a los países a ayudar a aliviar la “agobiante carga de la deuda externa” de naciones en vías en desarrollo que luchan contra la pandemia de coronavirus COVID-19.
“No hay duda de que la crisis actual de COVID-19 afectará más severamente las vidas y los medios de vida de las personas en el mundo en desarrollo”, dijo el Arzobispo a la junta de comercio y desarrollo de la ONU el 2 de julio.
“El desafío inmediato es garantizar que los responsables políticos tengan el espacio y los recursos para responder al shock en la salud y mitigar el daño económico que lo acompaña. El cómo sucede tendrá consecuencias directas para crear una recuperación más justa, más inclusiva y resistente”, agregó.
El diplomático del Vaticano señaló que una vía que podría suavizar el “impacto potencialmente devastador” de la pandemia sería “abordar las agobiantes cargas de la deuda externa acumuladas, tanto a nivel público como privado, en los países en desarrollo en los últimos años”.
Los países pobres deben miles de millones de dólares a instituciones financieras internacionales y naciones ricas. En abril, los países del G-20 acordaron suspender los pagos de la deuda de los países más pobres del mundo hasta fines de 2020. Sin embargo, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) no formaron parte de esta oferta.
El Banco Mundial publicó datos en junio de 72 estadísticas de deuda de países de bajos ingresos, incluido un desglose de prestamistas específicos.
Estos datos revelaron que China ha superado al Banco Mundial como el mayor acreedor de los países de bajos ingresos del África subsahariana. El análisis realizado por la China Africa Research Initiative mostró que el país asiático ha prestado 64 mil millones de dólares en África a partir de 2018.
El Cardenal Muang Bo, Arzobispo de Yangon (Birmania), pidió a China que cancele las deudas de otros países para ayudar a cubrir el costo de la atención médica durante la pandemia de abril. El Cardenal Luis Antonio Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos del Vaticano, también hizo un llamado a los países ricos para que perdonen las deudas de los países pobres, que luchan por financiar una respuesta al coronavirus.
En una cumbre virtual entre líderes chinos y africanos en junio, China ofreció cancelar préstamos sin intereses, que representan menos del 5% de la deuda de los países africanos con el país asiático, según el Consejo de Relaciones Exteriores.
En la reunión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, el Arzobispo Jurkovič dijo que era “de suma importancia” que la comunidad internacional tomara medidas coordinadas “para dar alivio de la deuda rápido y sustantivo a los países en vías de desarrollo en crisis, ya que lo necesitan ahora más que nunca, ya sea porque luchan bajo cargas de deuda insostenibles o porque son demasiado pobres para enfrentar el impacto de la crisis COVID-19”.
“Avanzar hacia un mundo más inclusivo y sostenible no es simplemente una cuestión de hacer que los mercados funcionen mejor. Requiere una agenda más precisa y centrada que aborde las limitaciones sistémicas sobre la movilización de recursos y la difusión tecnológica, que mitigue las asimetrías crecientes en el poder de mercado derivadas de las reglas asimétricas de un mundo hiperglobalizado, y que corrija los déficits existentes en la economía mundial, gobernabilidad y garantice el espacio político necesario para hacer coincidir los desafíos locales con los objetivos internacionales”, señaló.
Mons. Jurkovič dijo que las raíces de la crisis no solo eran económicas, sino que también tenían una dimensión moral, y agregó que era necesaria una “ética de solidaridad” que reconociera “la primacía de estar por encima de tener”.
“En la última década, hemos aprendido que la liberalización y la desregulación excesivas, que permiten que los mercados y las empresas se regulen, privilegia las ganancias a corto plazo sobre los compromisos a largo plazo. De gran preocupación es la asignación económica cada vez menor al sector de la salud y el abuso y la depredación del medio ambiente natural del que no solo depende la vida económica, sino toda la vida humana”, dijo.
El Arzobispo Jurkovič citó el mensaje Urbi et Orbi del Papa Francisco en la Pascua pasada, en el que hizo un llamado a todas las naciones para “satisfacer las mayores necesidades del momento a través de la reducción, si no el perdón, de la deuda que pesa sobre los balances de las naciones más pobres”.
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MACHI V