La pandemia de coronavirus, y las medidas de confinamiento decretadas en muchos países para paliar sus efectos, ha tenido, según el Papa Francisco, un efecto inesperado: el redescubrimiento por parte de muchos de la capacidad de asombrarse.
El Santo Padre habló así en el mensaje que envió, por medio del Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, al Obispo de Rimini, Italia, Mons. Francesco Lambiasi, con motivo de la 41ª edición del Encuentro “Meeting per l’amicizia fra i popoli”, que se abrirá mañana 17 de agosto en esta ciudad italiana, preferentemente, de forma online para prevenir contagios de coronavirus.
“En los últimos meses hemos experimentado esa dimensión del estupor que asume la forma de la compasión ante el sufrimiento, ante la fragilidad, ante la precariedad de la existencia”, señaló el Pontífice.
Este noble sentimiento humano “ha impulsado a médicos y enfermeros a afrontar el grave desafío del coronavirus con dedicación extenuante y admirable compromiso. El mismo sentimiento, rico de afecto por parte de los estudiantes, permitió a muchos profesores acoger el cansancio que implica la enseñanza a distancia, garantizando la finalización del año escolar. E, igualmente, ha permitido a muchos reencontrar en los rostros y en la presencia de los familiares la fuerza para afrontar las decepciones y las fatigas”.
En ese sentido, el tema del encuentro de este año, “Privados de la maravilla, permanecemos sordos a lo sublime”, “es un poderoso reclamo a sumergirse en la profundidad del corazón humano por medio de la cuerda del estupor. ¿Cómo no probar un sentimiento que origina maravilla ante el espectáculo de un paisaje de montaña, o escuchando músicas que hacen vibrar el alma, o simplemente ante la existencia de quien nos ama y el regalo de la creación?”.
“Si una mirada así no se cultiva, se vuelve ciego ante la existencia: cerrado en uno mismo, atraído por lo efímero y se deja de interrogar sobre la realidad. También en el desierto de la pandemia han resurgido preguntas con frecuencia latentes: ¿Cuál es el sentido de la vida, del dolor de la muerte?”.
Subrayó que “diversas personas se han lanzado a la búsqueda de respuestas o de preguntas sobre el sentido de la vida a la cual todos aspiramos, incluso sin ser conscientes”.
Destacó que, como consecuencia, ha sucedido algo aparentemente paradójico: “En vez de apagarse la sed más profunda, el confinamiento ha despertado en algunos la capacidad de maravillarse ante personas y hechos antes dados por descontados. Una circunstancia dramática ha restituido, al menos durante un tiempo, un mundo más genuino de apreciar la existencia”.
La edición de este año del “Meeting” “lanza un desafío decisivo a los cristianos, llamados a dar testimonio de la profunda atracción que la fe ejercita en virtud de su belleza: ‘la atracción de Jesús’”.
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,
MACHI V