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General: UNA HISTORIA VERDADERA
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De: nania2 (Mensaje original) |
Enviado: 17/08/2020 09:19 |
UNA HISTORIA VERDADERA Y CON MUCHO FONDO
La prestigiosa escritora española Rosa Montero publicó en
su columna una anécdota refrescante y conmovedora sobre la convivencia
entre extranjeros y los nacionales de un país. El artículo titulado 'El
negro' ha causado gran conmoción entre la población inmigrante de
España.
EL NEGRO POR : Rosa Montero,
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Una historia de apenas tres párrafos se convirtió en el
artículo más leído del periódico el País de España, en su página de
internet. Son líneas conmovedoras sobre la inmigración, uno de los temas
más delicados y que mayor preocupación genera entre los ciudadanos
europeos. La anécdota que cuenta Rosa Montero es uno de los temas más
comentados en redes sociales y considerada por el escritor brasilero
Paulo Coelho como lectura obligada. Este es el mensaje:
‘El negro’
Estamos en el comedor estudiantil de una universidad
alemana. Una alumna rubia e inequívocamente germana adquiere su bandeja
con el menú en el mostrador del autoservicio y luego se sienta en una
mesa. Entonces advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a
levantarse para cogerlos. Al regresar, descubre con estupor que un chico
negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su
lugar y está comiendo de su bandeja.
De entrada, la muchacha se
siente desconcertada y agredida; pero enseguida corrige su pensamiento y
supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad
privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizá no disponga
de dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo ésta barata para
el elevado estándar de vida de nuestros ricos países. De modo que la
chica decide sentarse frente al tipo y sonreírle amistosamente. A lo
cual el africano contesta con otra blanca sonrisa. A continuación, la
alemana comienza a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor
normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad y cortesía con el
chico negro. Y así, él se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos
pinchan paritariamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno
da cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta.
Todo ello
trufado de múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del muchacho,
suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella. Acabado el
almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café. Y entonces
descubre, en la mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado
sobre el respaldo de una silla y una bandeja de comida intacta.
Dedico
esta historia deliciosa, que además es auténtica, a todos aquellos
españoles que, en el fondo, recelan de los inmigrantes y les consideran
individuos inferiores. A todas esas personas que, aun bienintencionadas,
les observan con condescendencia y paternalismo. Será mejor que nos
libremos de los prejuicios o corremos el riesgo de hacer el mismo
ridículo que la pobre alemana, que creía ser el colmo de la civilización
mientras el africano, él sí inmensamente educado, la dejaba comer de su
bandeja y tal vez pensaba: "Pero qué chiflados están los europeos".
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Y recordemos que la gallardía no está en el color de la piel… ni de las ideas... |
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De: karmyna |
Enviado: 18/08/2020 18:41 |
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