¿Por qué no te conoces a ti mismo? Debería ser la cosa más sencilla del mundo y se ha vuelto lo más difícil.
Conocerse se ha vuelto casi imposible. ¿Dónde está el error? Tienes la capacidad de conocerte.
Tú estás ahí, la capacidad de conocerte también está ahí. Entonces, ¿qué ha sucedido?
¿Por qué la capacidad de conocer no puede volverse hacia sí misma?
Sólo hay un error, y a menos que lo arregles, seguirás sin saber quién eres.
Y el error es que se ha creado dentro de ti una división. Has perdido tu integridad.
La sociedad te ha convertido en una casa dividida en contra de ti mismo.
La estrategia es sencilla; una vez que la hayas entendido, puedes eliminarla.
La estrategia consiste en que la sociedad te ha dado unos ideales de cómo deberías ser.
Y te los ha inculcado tanto, que siempre estás interesado en el ideal «cómo debería ser», olvidándote de quién eres.
Estás obsesionado con el ideal futuro y te has olvidado de la realidad presente.
Tus ojos están mirando al futuro lejano. En consecuencia, no pueden mirar hacia dentro.
Continuamente estás pensando qué hacer, cómo hacerlo, cómo llegar a ser esto.
Tu lenguaje se ha convertido en un idioma de deber y convenir, mientras que la realidad sólo consiste en ser.
La realidad no conoce deberes o conveniencias.
Sólo el hombre tiene ideales y deberes. «Debería ser esto y lo otro»; entonces te divides contra tu propio ser. Deber y ser son enemigos.
Y no puedes ser algo diferente de lo que eres. Deja que esto cale profundamente en tu corazón:
sólo puedes ser lo que eres, nada más.
Cuando te ha penetrado esta verdad, «sólo puedo ser yo mismo», desaparecen todos los ideales. Automáticamente se descartan. Y cuando no hay ningún ideal, te encuentras con la realidad.
Entonces tus ojos están aquí y ahora, estás presente en lo que eres. Desaparece la división, la separación. Eres uno.