San Gil fue un abad benedictino y eremita de origen griego que vivió entre los siglos VI y VII. Algunas devociones populares resaltan su bondad cristiana, misericordia, delicadeza que demostraba con los pecadores y la llamada a la conversión.
Se le consideró uno de los "14 santos auxiliadores", es decir, que formó parte de un culto de origen germánico que consideró a estos santos como célebres por haber sido eficaces al responder a las invocaciones de los fieles.
Nació en Atenas en el seno de una familia noble, pero repartió su rico patrimonio a los pobres y decidió establecerse en Provenzal, al sur de Francia, para dedicarse a la vida de oración.
Según la tradición, en Francia sanó a muchos enfermos de fiebres, parálisis, mordeduras, convirtió tierras de estériles a fértiles, repartió alimentos a los pobres, resucitó muertos, sanó niños, etc. Cansado de tanta fama y veneración pública se internó en un bosque, cerca de la desembocadura del río Ródano y se volvió eremita.
Un día en que andaba de cacería, el rey Childeberto I –otros dicen que fue Carlos Martel– descubrió a San Gil en su ermita y con el propósito de ayudarlo le hizo construir en ese mismo paraje un monasterio donde fue el primer abad.
Pronto el lugar se convirtió en centro de peregrinaciones al que la gente acudía para que el santo le remediase los males del alma y del cuerpo. Sin embargo, San Gil, añorando la soledad, se dirigió al Pirineo catalán, donde a los 84 años de edad murió santamente el año 720.
A este santo se le atribuyen algunos milagros y fue llamado por la sociedad “Abogado de los pecadores”, específicamente por haber ayudado en su conversión de un rey; “Protector de pobres, tullidos, arqueros”, por haber sido herido por una flecha; “Abogado contra el miedo y el incubo”, por ayudar a una cierva en peligro; y “Defensor contra las enfermedades del cáncer y la epilepsia”, llamada "mal de San Gil".
Goza de gran devoción. Las iglesias, hospitales, altares e imágenes hechas en su honor suelen verse en Francia, España, Inglaterra, Polonia, Italia, Alemania, etc.
Oración a San Gil
Dios nuestro, que llamaste a San Gil para que buscara tu reino en este mundo por la práctica de la caridad perfecta, concédenos que, fortalecidos por su intercesión, avancemos por el camino del amor con espíritu gozoso.
Por Jesucristo Nuestro Señor, tu hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,