Debido a la pandemia, algunas iglesias en Estados Unidos han dejado de dar a los fieles las dos especies del pan y el vino en la Comunión. Frente a ello, el P. John Cush, sacerdote de la Diócesis de Brooklyn, aclaró que el recibir una de las dos especies durante este sacramento basta para recibir todos los frutos de la gracia, pues Cristo está presente en su totalidad.
El también doctor en Teología Sagrada por la Pontificia Universidad Gregoriana y decano académico del Pontificio Colegio Americano del Norte en la Ciudad del Vaticano, relató a National Catholic Register que por el contexto de la pandemia, en su parroquia se ha dejado de dar a los fieles la Comunión bajo las dos especies.
Destacó que su parroquia es la única multiétnica de la diócesis “con un pastor nacido en Pakistán, una Misa en urdu, comunidades haitianas e hispanas en crecimiento, y muchas otras personas, la mayoría residentes desde hace mucho tiempo en el área de Brooklyn” y que es “un oasis de bienvenida para mí, una verdadera familia y un lugar de descanso y oración”.
La comunidad católica “aprecia las homilías con historias sobre personas amables con los demás, “descrita por el Obispo Robert Barron como ‘catolicismo beige’ […] lo que más quieren es aprender sobre la fe, su contenido, sus prácticas y tradición y la mejor manera de vivir esta fe en el mundo de hoy”, añadió.
El P. Cush dijo que este verano, luego de sus labores como decano académico, regresó a la parroquia de Brooklyn a ofrecer la Misa de funeral de su madre y se sorprendió al notar que los fieles no sabían por qué recibir la Comunión bajo una especie estaba en la doctrina.
Como llegó durante la pandemia, el P. Cush fue testigo de los esfuerzos de la parroquia para establecer medidas contra la expansión del COVID-19. Además del uso de mascarillas, desinfectantes y la distancia social, dijo que suspendieron las procesiones, los momentos de encuentro al inicio y final de la Misa y el uso del agua bendita.
“También desapareció el signo de la paz durante la Misa. Quizás lo que más me llamó la atención fue la falta de lectores, un diácono, si está presente, hace las lecturas; si no, el celebrante lo hace”, dijo.
También, subrayó “la falta de ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión para distribuir el cáliz a los fieles” y dijo que “en todas las Misas, solo el sacerdote celebrante bebía del cáliz y él y solo él purificaba el cáliz”.
Al respecto, el P. Cush observó que “a nivel diocesano y parroquial, se explicó muy bien la justificación para no distribuir el cáliz”, pero “muy pocos feligreses conocían la doctrina de la concomitancia eucarística. Por eso decidí ofrecer en el transcurso de una homilía una breve explicación del mismo y pensé en compartirla con ustedes”, dijo.
La Iglesia Católica enseña que la “concomitancia”, en palabras de Santo Tomás de Aquino, el Doctor Communis, en su obra Summa Theologiae, significa que: “Nada se pierde cuando el Cuerpo es recibido por el pueblo sin la Sangre: porque el sacerdote ofrece y recibe la Sangre en nombre de todos y todo Cristo está presente en ambas especies”.
Explicó que “cuando recibimos la Sagrada Comunión bajo la forma de la Hostia consagrada, recibimos el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Y que cuando recibimos la Sagrada Comunión bajo la forma de la Preciosa Sangre en el cáliz, recibimos el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
“Por lo tanto, si uno recibe la Sagrada Comunión bajo una especie -y, en la mayor parte de nuestra historia católica en Occidente, ofrecimos la Eucaristía solo bajo la forma de la Hostia-, nada falta en esa recepción”, precisó.
El sacerdote también se refirió al Catecismo de la Iglesia Católica, que enseña que: “Dado que Cristo está presente sacramentalmente bajo cada una de las especies, la comunión bajo solo la especie del pan permite recibir todos los frutos de la gracia eucarística. Por razones pastorales, esta forma de recibir la comunión se ha establecido legítimamente como la forma más común en el rito latino”.
No obstante, también recordó que el recibir ambas especies es la forma habitual de recibir la comunión en los ritos orientales, porque en el Catecismo también se indica que “el signo de la comunión es más completo cuando se da bajo ambos tipos, ya que en esa forma el signo de la comida eucarística aparece más claramente”.
Además se refirió al documento de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos “Normas para la distribución y recepción de la Sagrada Comunión bajo ambas clases en las Diócesis de los Estados Unidos de América”, que señala que “nunca debe interpretarse que la Comunión solo bajo la forma de pan o la Comunión solo bajo la forma de vino es de alguna manera un acto incompleto o que Cristo no está completamente presente para el comulgante”.
“La enseñanza inmutable de la Iglesia desde la época de los Padres a través de los siglos, especialmente en los concilios ecuménicos de Letrán IV, Constanza, Florencia, Trento y Vaticano II, ha sido testigo de una unidad constante de fe en la presencia de Cristo en ambos elementos”, se lee en el documento.
Además se indica que “incluso en los primeros días de la vida de la Iglesia, cuando la comunión bajo ambas especies era la norma, siempre había casos en que la Eucaristía se recibía únicamente en forma de pan o vino. [...] Así, la Iglesia siempre ha enseñado la doctrina de la concomitancia, por la que sabemos que bajo cada especie está toda la persona de Cristo sacramentalmente presente y que recibimos todo el fruto de la gracia eucarística”.
“Oramos por el fin de la pandemia mundial y por la reanudación de las actividades parroquiales diarias y las liturgias reverentes. Sin embargo […] ¡Recuerde la doctrina de la concomitancia!”, concluyó el P. Cush.
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,
MACHI V