El Obispo de San Rafael (Argentina), Mons. Eduardo María Taussig, advirtió este 20 de agosto que impondrá sanciones canónicas a los sacerdotes que persistan en la desobediencia, dando la comunión directamente en la boca y no en las manos durante la pandemia de coronavirus COVID-19 que afecta tanto al país como a la región.
En un mensaje remitido a sacerdotes y diáconos, Mons. Taussig señaló que “el virus ha llegado en estos días a la Diócesis, al Sur mendocino. Los casos de contagio se multiplican velozmente y se puede prever un crecimiento muy grande en el futuro inmediato”.
“La ansiedad, la angustia, el miedo y la exasperación de nuestros fieles y de toda la ciudadanía se acrecientan. Por ello me dirijo a ustedes, clérigos, con quienes tenemos una especial responsabilidad de ejemplaridad y liderazgo ante nuestras comunidades y ante toda la sociedad, acentuada a partir de la irrupción de la epidemia en nuestra jurisdicción”, señaló.
De acuerdo al Ministerio de Salud de Argentina, al 20 de agosto se han confirmado 101.656 casos de COVID-19 y suman 6.517 muertes a causa de la pandemia en el país.
En la provincia argentina de Mendoza, en la que se encuentra San Rafael, se han confirmado 4.040 casos. En San Rafael existen 60 casos registrados.
En su mensaje, Mons. Taussig agradeció y felicitó a los sacerdotes que “desde el momento en que fueron dados a conocer el Mensaje de los Obispos de la Provincia de Mendoza el pasado 12 de junio, el Decreto 143/20 del pasado 13 de junio por mí firmado y la carta a los fieles del pasado 19 de junio (Prot. N.o: 147/20), asumieron las disposiciones con prontitud, sentido común, sencillez y celo pastoral y, honrando sus promesas sacerdotales, dieron ejemplo de obediencia y caridad pastoral”.
“La serena paz de sus fieles y comunidades es un claro fruto de su actitud prudente y fiel”, destacó.
La Provincia Eclesiástica de Mendoza está encabezada por la Arquidiócesis de Mendoza, y cuenta con dos diócesis sufragáneas: Neuquén y San Rafael.
En el Mensaje del 12 de junio, con el que se iniciaron las tensiones en San Rafael, los obispos de la Provincia de Mendoza señalaron “con insistencia que no hay saludo de la paz y que la comunión se distribuirá sólo en la mano. Sacerdotes y fieles deben ser respetuosos de estas exigencias”.
“Quienes no quieran adecuarse a estos requisitos, podrán recibir la comunión espiritual como hasta ahora”, señalaron.
En un decreto del 13 de junio, Mons. Taussig dispuso, entre otros puntos, que “la Sagrada Eucaristía se dará en la mano”.
Mons. Taussig también pidió en ese mismo mes a los fieles de San Rafael que “no hagan violencia a los sacerdotes o ministros de la comunión solicitando la comunión en la boca, sea en la Misa, sea cuando la pidan fuera de una celebración”.
“Y suplico que no los pongan ante el durísimo dolor de, por obedecer a la Iglesia y las normas vigentes, no poder darles la comunión. Es lo que los sacerdotes tienen que hacer en estos momentos y, como ministros fieles, están dispuestos a cumplir. Y si alguno no está en condiciones de recibir la comunión en la mano, sepa que no está obligado a hacerlo y haga la comunión espiritual”, añadió.
A pesar de los reiterados pedidos de Mons. Taussig, el conflicto con sacerdotes y fieles en la Diócesis de San Rafael que se negaban a recibir la Eucaristía en la mano escaló en los últimos meses, afectando al Seminario de la diócesis, “Santa María Madre de Dios”, que será cerrado a fines de este año.
En declaraciones a TVA El Nevado el 27 de julio, el P. José Antonio Álvarez, vocero de la Diócesis de San Rafael, explicó que la decisión del cierre del seminario diocesano, que la prensa argentina considera el más numeroso del país, se debió “a la reacción indisciplinada de una buena parte del clero de la diócesis”.
“En este momento esta diócesis no tiene la posibilidad de conformar un equipo de formadores conforme a la disciplina de la Iglesia”, señaló.
A inicios de agosto, Mons. Taussig explicó que la decisión de cerrar el seminario “es una directiva que viene directamente de la Santa Sede”.
En el mensaje del 20 de agosto, el Obispo de San Rafael advirtió que quienes han actuado con “reticencia o desobediencia, han causado escándalo y división”, por lo que les exhortó “con carácter de AMONESTACIÓN CANÓNICA (en altas en el original), escrita y pública, a asumir plenamente la normativa vigente a partir de la fecha, bajo apercibimiento de que, en caso contrario, me veré obligado a tomar las medidas que prevé el Derecho Canónico”.
“A quienes se han visto en tensión o perturbados por la presión de algunos fieles que solicitan la comunión en la boca a pesar de la normativa establecida, muchos de ellos sólo víctimas de una catequesis deficiente o parcial, otros pocos ideologizados en una toma de posición que cuestiona la autoridad de la Iglesia jerárquica en diversos niveles (cosa que no es el momento de abordar aquí), los animo y exhorto a que, con el dolor y con la paz de su conciencia sacerdotal, vuelvan a transmitirles a los fieles la carta del 19 de junio citada y luego, con firmeza, paciencia y mucha caridad pastoral, procuren que cada uno, en el ejercicio de su libertad, haga uso de la comunión espiritual hasta que, subsanados los errores de su conciencia recta, puedan madurar su opción libre para acceder a la comunión sacramental”, dijo el Prelado.
Mons. Taussig pidió luego que quienes “permanecen en una conciencia errónea y pertinazmente impermeable a la luz del Magisterio de la Iglesia, procuren que encuentren en la disciplina vigente respetada y cumplida una eficaz medicina que los libere de sus cadenas y les permita acceder cuanto antes a una humilde conversión y a la mejor comunión con el Señor y la misma Iglesia”.
El Prelado destacó además que “la crisis que estamos atravesando en la Diócesis, muy dolorosa y lacerante para clérigos y feligreses, también para el Obispo, es también una oportunidad de conversión, de ‘nueva creación’, y, si nos confiamos todos a la misericordia de Dios y al poder sanante y elevante de su Gracia, será ocasión para que el Señor pueda extraer muchos bienes mayores de los males que nos afligen y que Él no ha querido”.
“Si la insidia del Demonio fue tan destructiva, pues bajo especie de bien nos llevó, con la complicidad de la soberbia interior de cada uno, a la rebeldía, a la división, a anteponer el juicio propio al de la legítima autoridad, a la angustia y desolación tan extendidas, la acción del buen espíritu, con la medicina de la humildad y el antídoto de la obediencia, nos permitirá un salto de caridad y de santidad personal y comunitaria bellísimo, enormemente fecundo y promisorio”, señaló.
En diálogo con CNA, agencia en inglés del Grupo ACI, dos importantes canonistas reflexionaron sobre si en verdad un obispo puede ordenar que la Eucaristía sea entregada solo en la mano.
Timothy Olson, canonista de la Diócesis de Fargo y secretario de la Sociedad de Derecho Canónico de Estados Unidos, señaló que si bien “de forma ordinaria no hay duda de que un obispo carece de la autoridad para restringir la recepción de la comunión a exclusivamente en la mano”, subrayó que “una ley humana que en la mayoría de las circunstancias promueve el bien común, puede en una situación individual realmente dañar el bien común”.
Mientras que “algunos aspectos son de ley divina, y por lo tanto nunca son sujeto de dispensa, tales como la materia y la forma de un sacramento”, dijo, “otros aspectos de la liturgia, sin embargo, son de ley humana, tales como las lecturas que deben ser leídas, o la forma de recibir la comunión”.
Como ejemplo, recordó el caso de los sacerdotes, como San Maximiliano Kolbe, que durante la II Guerra Mundial “siempre observando la materia y la forma para la preparación de la Eucaristía, realizaron Misas extremadamente truncadas mientras que estaban en prisión, solo observando aquellas rúbricas que eran posibles en la situación”.
Por su parte, el P. James Bradley, profesor asistente en la Escuela de Derecho Canónico de The Catholic University of America, señaló que “la disciplina litúrgica de la Iglesia, debido a su importancia en relación con la naturaleza de los sacramentos y el depósito de la fe, está reservada generalmente a la Sede Apostólica”.
“El hecho de que la ley litúrgica esté específicamente reservada a la Sede Apostólica, significa que los cambios a la disciplina y práctica litúrgica no están dentro de la competencia de un obispo diocesano a menos que la ley lo prescriba así”.
Un tercer canonista que habló con ACI Prensa off the record para no referirse al conflicto específico de San Rafael, señaló que estas son las circunstancias extremas en las que se evidencia que las interpretaciones canónicas pueden variar y que “el derecho canónico, sin las actitudes espirituales y eclesiales que se esperan de los cristianos, no resuelve este tipo de conflictos”.
“Recibir la Eucaristía en la boca directamente es una antigua, bella e importante costumbre transmitida por generaciones. Pero lo que sí es un asunto de doctrina es la obligación cristiana de mantener la comunión, y la obediencia filial, a nuestros obispos”, agregó.
“Sería difícil entender por qué decidir no ser obedientes a un obispo, como sus hijos, en un asunto de costumbres humanas, en vez de fortalecer nuestra comunión con Jesucristo y Su Iglesia”, concluyó.
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MACHI V