Amantes
"A veces le decía: -Cuando den las doce, piensa en mí. Y si él confesaba no haber pensado, dirigíale abundantes reproches, que terminaban por estas eternas palabras: -¿Me amas? -¡Sí, te amo! -¿Mucho? -¡Ya lo creo! -¿No has amado a otra? ¡Vamos! -¿Crees haberme encontrado virgen? -exclamaba él riendo. Emma lloraba, y él se esforzaba en consolarla, alternando con chistes sus protestas cariñosas. -¡Oh! ¡Es que yo te amo -decía ella- hasta el punto de no poder vivir sin ti! Tengo algunas veces deseos de verte, y todas las cóleras del amor me desgarran. Y me pregunto: ¿Dónde estará? ¿Qué hace ahora? ¡Tal vez hablando con otras mujeres! ¡Y le sonríen...! ¡Se acerca a ellas! ¡Oh! ¿Es verdad que no te gusta ninguna más que yo? Las hay más bellas, ya lo sé; pero yo, yo sé amarte mejor. ¡Soy tu criada y tu concubina! ¡Tú eres mi ídolo, mi rey! ¡Tú eres bueno, tú eres hermoso, tú eres fuerte! Habíale oído Rodolfo decir tantas veces estas palabras, que no tenían ya nada de nuevo para él. Emma se parecía a todas las amantes, y el encanto de la novedad fue poco a poco cayendo como una vestidura y dejando ver al desnudo la eterna monotonía de la pasión, que tiene siempre la misma forma y el mismo lenguaje".
Flaubert
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