El AGUILA Y EL LOBO
¡Oh!, amantes que se encuentran en el
borde de la vida,
en el horizonte donde se mezclan los
sueños y el tiempo,
donde pacen los ángeles como criaturas
de luz y transparencia,
donde no hay noches o días que interrumpan
la permanencia de la luz,
donde brillan tus ojos como antorchas
encendidas en el ancho espacio
y suenan tus versos como campanas de
cristal que van cayendo sobre mi alma.
¡Oh! Amantes sin tiempo, sin comienzo y
sin final,
amantes sin cuerpo que abrazar, sin
pasiones que aplacar,
sin besos, sin noches silenciosas de
contemplación tranquila,
sin promesas demasiado nuevas, sin
despedidas demasiado largas.
El es el viejo lobo cansado de aullar
sobre la luna
Ella es el aguila vigilante sobre una
cumbre inalcanzable
Solo sus miradas se cruzan en la
distancia y se perciben con amor,
El contempla la majestad de las alas al
viento y anhela su libertad,
Ella vigila la sabiduría del lobo y
desea acariciar su pelambre.
Aullido y chillido no se entienden, pero
por un instante detienen el tiempo
y surge la doncella escondida bajo las
alas de viento y ¡lo llama!
y él se yergue para dar paso al amante
de siglos
y en un tiempo de magia en el viento
pareciera que lobo volara o que el
aguila aullara de amor,
mientras sus manos se encuentran, se
buscan, se tocan, se ansían
y sus bocas se unen con prisa, se funden
en una, se besan con fuerza
como temiendo que el tiempo de magia
termine
y regresen a pico y hocico, a garra y a
alas, a cumbre y estepa
y sus ojos desgarren la vida buscando la
presa
mientras lloran la amada perdida y
aceptan el tiempo de espera.
Rafael Vásquez G.
COMPARTIDO CON MUCHO AMOR,
MACHI V
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