Niña de mis amores,
tu estabas lejos,
a tu vera me acerqué
sediento de paz y besos.
A tu tierra yo llegué,
por mor de mi profesión,
allí muy linda te encontré,
al toque de campanas y percusión.
En Misa de doce estabas,
con traje de terciopelo,
desde lejos te miraba,
al ver que no te acercabas.
Niña de mi vida,
flor de mi alma,!que suerte!
ahí perdí mi solteria,
a ti me uní hasta la muerte.
Han pasado cuarenta y tres años,
de nada me arrepiento.
Guillermo
|