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Mientras somos el juguete de pasiones tristes no somos los actores de nuestra propia vida. Asegura Spinoza: “Como el oleaje agitado por vientos contrarios, nos balanceamos hacia todos los lados”. El verdadero infierno son esos sentimientos negativos en los que todos nos complacemos. Cambiar dignifica, pues, renunciar a ellos para reencontrarnos con nuestra naturaleza de seres anhelantes y libres. En vez de obedecer a esas pasiones negativas, utilicemos nuestra razón. Cuanto mejor entendamos lo que somos y es el mundo, mejor sabremos elegir lo que nos conviene. El esfuerzo por pensar nos dirige a la felicidad, sentimiento que, según Spinoza, es propio del hombre: ¡ser humano es ser feliz!
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La invitación a la metamorfosis está en el centro del pensamiento de Nietzsche. “Seamos ligeros y aéreos: transformémonos en funambulistas, en bailarines, en viajeros sin equipajes”, nos dice. Su teoría del cambio se expone principalmente en su obra más célebre,Así habló Zaratustra. En ella explica cómo el individuo se encuentra en estado de camello –el ser que soporta el peso de las obligaciones sin reaccionar- antes de dar paso al león –el ser nihilista ávido de destrucción de los valores, aún “demasiado pesado para bailar”-. Y, finalmente, surge el niño que ama y sabe decir un verdadero sí a la existencia, sin miedo, con todo el éxtasis que nos puede ofrecer pero también con todo el dolor inherente a ella.
I. TAUBES / NÚRIAS BERLANGA