El pasado domingo 31 de enero finalizó la versión 2021 del Foro Social Mundial, que sesionó durante nueve días, siendo la más larga y la única virtual, en dos décadas de historia del importante escenario de lucha anticapitalista.
El evento se centró en la búsqueda de respuestas políticas frente a los desafíos de la pandemia, que alimentan profundas crisis del capitalismo. Por consiguiente, se analizaron entre estas, el cierre de espacios democráticos, muchos de ellos tomando la propagación del virus como pretexto, las dimensiones de las crisis económica, social y medio ambiental y otras preocupaciones de los pueblos en esta nueva década que comienza.
La ceremonia inaugural, acompañada de una marcha mundial virtual de apertura, “por los derechos, la justicia, la democracia y el Buen Vivir”, se abrió con un panel no presencial: “¿Qué mundo queremos hoy y mañana? No el mundo de Davos”. Recordemos que el Foro Social Mundial es una respuesta anticapitalista a los planteamientos del Foro Económico Mundial, que tradicionalmente sesiona en Davos, Suiza, y por lo general, ambos eventos coinciden en la fecha de realización.
Plan de acción
Entre el 24 y el 29 de enero se realizaron paneles temáticos, y el penúltimo día asambleas de convergencia destinadas a impulsar acciones, iniciativas, luchas y campañas mundiales. Estas actividades confluyeron en una sesión especial, el último día de enero, llamada “El Ágora de los futuros’ que dio nacimiento a un nuevo plan de acción hasta el próximo Foro Social Mundial, que se celebrará en México.
Ese día culminó una verdadera maratón de nueve días con casi 800 actividades propuestas por 1.300 organizaciones que animaron el Foro Social Mundial 2021. Cerca de 10 mil personas de 144 países participaron en esta edición. El paso siguiente: el próximo FSM a realizarse, si la pandemia lo permite, en 2022, en México.
“Lo que acabamos de vivir es un eslabón en esta larga cadena de 20 años del Foro Social Mundial. Un paso de confirmación y reforzamiento”, explica Rita Freire, periodista y comunicadora, responsable de Ciranda.net, -plataforma informativa altermundialista creada en 2001- y miembro del Grupo de Facilitación que puso en pie este foro virtual. Quien no esconde su sorpresa y entusiasmo por la dimensión de esta convocatoria que excedió todos los cálculos, aun los más optimistas.
Luchas de amplio espectro
De acuerdo al documento de convocatoria, el Foro buscó “contribuir de manera significativa a la consolidación de todos los esfuerzos de resistencia en defensa de un mondo con justicia social, económica y ambiental, en un período de empeoramiento del autoritarismo, del despojo y de la represión política y social, sin parangón en todos los continentes. Además de conmemorar el 20 aniversario del Foro Social Mundial”.
“El Foro Social Mundial ha sido el proceso más amplio en la lucha contra el capitalismo neoliberal, reuniendo movimientos sociales, culturales, progresistas, antimperialistas, feministas, ambientales, indígenas, de pueblos ancestrales y muchos otros”, precisa el documento.
El Foro Económico de Davos, contraparte del FSM, proclamó en 2020 el triunfo del neoliberalismo. La economía, liberada de restricciones, reglamentos y normas, llevaría al mundo a la prosperidad, dijo entonces el evento. Este postulado significaba, ni más ni menos, promover la ley de la selva, la ley del más fuerte. Su resultado fue el brutal aumento de las desigualdades. En ese momento, mucha gente en el mundo creía que no había otra salida.
Aprovechar las grietas del covid-19
Al año siguiente se materializó la idea del Foro Social Mundial en Porto Alegre, Brasil, una reunión a la que asistieron 12.000 participantes. Allí se discutió una nueva agenda soberana de los pueblos, bajo el postulado de que “otro mundo es posible”. En la versión de este año, el FSM mantiene esa consigna y puja por reinventarse en las nuevas condiciones de la pandemia y de la crisis económica y ambiental.
En el marco de las discusiones suscitadas alrededor de la agenda futura de la lucha anticapitalista, la politóloga venezolana Pascualina Curcio plantea que sería lamentable que los pueblos del mundo no aprovecharan las nuevas grietas que la pandemia del covid-19 ha dejado no solo en el sistema capitalista y en el imperialismo, sino sobre todo en el imperio norteamericano.
Esta situación ha desatado un reordenamiento mundial y una confrontación entre potencias en la que el país del norte se encuentra en franca decadencia y perdiendo cada vez más espacio. “Esta pérdida de espacio, de poder y de hegemonía del imperio norteamericano es una gran oportunidad para que los pueblos que decidan transitar hacia un sistema de igualdad, justicia y humano, puedan hacerlo sin tantas trabas y obstáculos impuestos por Estados Unidos, puntualiza Curcio.
Autorreformarse
Por su parte Oded Grajew, conocido empresario brasileño, cofundador del Foro Social Mundial hace 20 años y que se convirtió en activista social, dijo que el evento que acaba de terminar busca revitalizar su resonancia, disminuida en los últimos años y reformarse, para intervenir más activamente en temas políticos. “Tenemos un problema de comunicación, de poca divulgación. Pero aún hay mucha gente interesada y que participa en el foro mundial y en los foros regionales y temáticos”, puntualizó el dirigente brasileño.
Hay voces aún más críticas, que plantean que el FSM debe abandonar su posición de organismo meramente deliberativo y comprometerse más en la acción política, anticapitalista y antiglobalizadora. Así lo dice por ejemplo el italiano Roberto Savio, miembro del Consejo Internacional del FSM.
“Mantener el FSM en la actual situación de falta de presencia y de acción, con una gobernabilidad que no es representativa y operativa, para seguir criterios válidos hace 20 años, en un mundo totalmente diferente, es anticientífico y suicida”, opina Savio.
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