Abiertas o cerradas, sin llaves o clausuradas, fáciles de abrir o complicadas,
así pueden ser las puertas del corazón…
Muchas veces son invisibles y hay quienes pasan de largo sin lograr ver que están abiertas esperando
a que alguien se asome y se atreva a entrar en él…
Otros van más allá y se apoderan de alguna habitación, la cuidan o la desordenan, se quedan o se alejan,
quedando abiertas por si regresa,
sobre todo cuando existe demasiado amor;
pero en esa espera pueden suceder muchas cosas, que alguien más encuentre las puertas de par en par
y se decida a entrar sintiendo agrado por lo que ahí ha de encontrar;
ese vacío que otro dejó y no supo valorar, hallando al regresar, que para él no hay lugar…
O tal vez en esa experiencia de sentir pérdida y dolor, se tome la decisión de cerrarlo todo con tal de no sentir más dolor;
clausurar puertas y ventanas,
no permitirse recibir ni dar nada parecido al amor y la amistad, porque en ese abrir de par en par,
alguien entró y no supo cuidar lo que había y lo que se le supo entregar…
Hay puertas que permanecen tan cerradas y protegidas, que nadie se atreve intentar asomarse y mucho menos abrirlas;
son esas las barreras que coloca un corazón,
que sintiéndose tan frágil, decide que es mejor negarse vivir la ilusión de todo lo que tiene que ver con la amistad o el amor…
Ante todo esto, muchos se quedan con la apariencia que se muestra y no intentan descubrir lo que hay tras esas puertas;
se necesita tener mucha capacidad
de ver lo que hay más allá, con el fin de valorar y disfrutar, tantas cosas hermosas que por temor se han de ocultar.
Puede ser fácil o muy complicado, entrar en un corazón, depende mucho de lo que ha vivido,
si ha sido feliz o si ha sufrido,
si le han valorado o traicionado, porque frustra demasiado amar y no ser amado. Por eso,
nunca violentes ninguna puerta, busca la llave correcta,
para que puedas entrar con confianza, respetando y valorando lo que allí encuentras;
y si hallas las puertas abiertas, pisa con mucho cuidado,
no vayas más allá de donde te permitan,
recuerda que estás entrando en un lugar sagrado, que construye o destruye la esencia de un ser humano que como tu siente,
espera y sueña