Recientes estudios científicos demuestran la relación que hay entre la carne roja y el desarrollo del cáncer, especialmente de colon, recto, esófago, hígado, páncreas y pulmón, que son los tipos de cáncer más comunes en la sociedad occidental y los que más muertes causan.
En el estudio publicado por la revista PloS Medicine, realizado por científicos del Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, se analizaron 500 mil personas con una alimentación especial y vigilada, y después de varios años 53,396 casos padecieron cáncer. Se descubrieron riesgos de entre 20 y 60% de cáncer de esófago, colorrectal, hepático y pulmonar, en comparación con quienes tuvieron un menor consumo de carne roja.
Según los científicos, la carne roja contiene un alto nivel de grasas saturadas y hierro, que han sido relacionados con la carcinogénesis.
Perjudicando al ADN
Los investigadores del Medical Research Council en Cambridge, Inglaterra encontraron que la carne roja produce en el intestino sustancias que provocan daño en el ADN y por lo tanto muy probablemente cáncer.
En la investigación estudiaron las células del colon y probaron que en la alimentación basada en carne roja, los niveles de ADN dañado aumentan y los causantes de estos incrementos son unas sustancias llamadas N-nitrosocompuestos, que aparecen en el intestino grueso después de ingerir carne roja y que pueden desestabilizar el ADN y provocar cáncer.
Las personas que comen más de dos porciones de carne roja al día tienen un riesgo triple de desarrollar un tumor. Según el Medical Research Council, "el cáncer de intestino grueso es el segundo tumor más común en los países occidentales y cerca de un millón de casos aparecen cada año en el mundo".
Más vegetales y menos carne
Seg ún un estudio de la Universidad de Carolina del Norte en E.U., llevar una alimentación alta en frutas y verduras y baja en carne roja disminuye el riesgo de contraer cáncer de colon.
Los investigadores dividen a las personas en tres grupos según su alimentación: los consumidores de frutas y verduras que casi no prueban la carne, los que combinan altas cantidades de frutas y verduras con un consumo moderado de carne y los que básicamente consumen sólo carne. El estudio reveló que el segundo y tercer grupo tienen un 70% más de posibilidades de contraer o desarrollar pólipos cancerígenos, que quienes siguen una alimentación alta en frutas y verduras y baja en carnes.
Por eso el estudio recomienda un mayor consumo de frutas, verduras y cereales integrales, y una reducción de los alimentos altos en grasas y azúcares
JUANITA