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La parte de la letra parece bastante evidente. Nuestra letra escrita es característica, única y es posible identificar los textos, reconociendo las características propias de nuestra escritura (que incluso, parecen difíciles de ocultar (si entiendo bien), pues un grafólogo experto puede reconocer intentos intencionales de tergiversar la letra en casos criminales). Así que si algo tiene nuestra letra, pues entonces evidentemente es de nuestra autoría. Pero, ¿y lo del puño? No tiene que ver con la escritura, porque ningún instrumento para escribir se agarra con la mano en forma de puño. Tiene que ver con una costumbre muy antigua de garantizar la privacidad de los mensajes, sellándolos con cera. Una vez hecho el documento, se cerraba, se colocaba un poco de cera derretida en la apertura y se imprimía un diseño personal. Por lo regular, para garantizar que el sello no fuese usado por otras personas, el dueño lo llevaba siempre consigo en forma de anillo. Y la forma de estampar el sello... era haciendo un puño para poder colocar el anillo en posición. Y dado que los sellos eran precisamente una garantía de que nadie sino el autor había intervenido en el mensaje, entonces es evidente el sentido de la frase. Aquellos textos que tenían su letra y su sello (estampado con un puño), eran "de su puño y letra", y por tanto auténticos.
DE LA RED
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