Para muchas madres (y muchísimos padres) es como pasarse un peine hecho de espinas por la cabeza: se trata del momento, sí, del inevitable momento en que hijos e hijas adolescentes deben enfrentar el tema de las relaciones sexuales. Suele ser motivo de más de un insomnio, no sólo por las consecuencias que pueden traer, sino por el solo hecho de que hijos e hijas realicen un acto sexual. ¿Hijos? ¿Hijas? Pero... ¿y qué pasa con la vida sexual de nuestras madres?
A ellas, ni con el pétalo de una rosa. Peor si son viudas. Pues, aún en tiempos modernos, cuando las mujeres trabajan y viven solas, muy pocas veces se las pueden imaginar en una noche de “encuentro” y, menos, en medio de un orgasmo. Cualquier posibilidad de pensar en esto se cierra. Es mejor ignorar y decirse a sí mismo “esto no existe”.
Probablemente para las madres de quienes ahora son nuestras madres, el tema haya sido menos complicado. Los programas de televisión de familia feliz –mamá, papá, hijitos y la dulce abuela que chochea con los niños– dieron la pauta de un modelo extendido. ¿Qué pasó con aquellas abuelas que, a la vez de chochear con sus nietos, también ejercieron su sexualidad?
Probablemente muy pocos lo sabremos, pero es probable que sus alegres sonrisas o su tolerancia para aguantar el berrinche de nietas y nietos, y la frescura de sus hijas/os de ensartarles a los nietos un sábado por la noche, hayan sido más bien el resultado relajante de experiencias pasadas que producto de la paciencia atribuida a la vejez.
¿Ahora, con el Internet, será lo mismo? Hace pocos días, una amiga decía: “Mi madre no duerme en la noche y todo el tiempo se la pasa en la computadora”. Le pregunté “ ¿qué te preocupa?, ¿que se enferme o que esté abriendo páginas porno o, mejor aún, conociendo a alguien?”. Muy seria y desconcertada me contestó: “¡Que no duerma!”.
Y es que la sanción moral detrás de la sexualidad continúa. No importa cuánto se ha podido avanzar en estilos de vida, pero en reconocer la necesidad de vivir una sexualidad sana, placentera, enriquecedora, imaginativa o simplemente física, explosiva o trémula poco se ha avanzado.