La alegría es el arma más poderosa que contamos,
pues destruye la tristeza totalmente.
Algunos piensan que ser alegre es gritar duro, o reirse fuertemente.
Y puede que sea cierto. Sin embargo, la alegría es algo que nace adentro.
¿De qué vale estar reíndose afuera, si adentro el alma está lastimada?
Hay que trabajar con la alegría en todos los momentos posibles.
Es sinónimo de estar satisfecho, de ser donador.
Pero, si siento que no la tengo, la mejor forma
es aprender a amarme profundamente.
Es reirme de mis propios errores, como hacen los niños,
y de mis logros, pues el éxito es fuente total de felicidad.
JUANITA