EL DESTINO
Me duele que te vayas,
ahora y para siempre,
sembrando un surco amargo,
de amarga decepción…
Sabemos que en la vida
se sufre inmensamente
mientras se funde el hielo
que cubre el corazón…
Cuando vengan de lejos,…
los silencios de olvido,…
Cuando ya nada importen…
los recuerdos de ayer,…
Volveremos a ser,…
¿De que vale la dicha,
si es dicha pasajera,
si… viene a nuestras vidas
y… después… se nos va?
Por eso no es extraño,
el final de un camino,
que no es el camino,
que empezamos los dos.
La culpa no es de nadie,
es culpa del destino,
cuando más nos quisimos
nos dijimos:
¡Adiós¡
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