Silencio
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Las almas de oración son almas de profundo silencio.
Y lo necesitamos para poder ponernos verdaderamente en presencia de Dios y escuchar lo que nos quiere decir.
El
silencio de la palabra nos enseñará muchísimas cosas: a hablar con
Cristo; a estar alegres en los momentos de desolación; a descubrir
muchas cosas prácticas para decir.
Las palabras que no procuran la luz de Cristo no hacen mas que aumentar en nosotros la confusión.
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Oración
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Los mejores medios para alcanzar un franco progreso espiritual son la oración y la lectura espiritual.
Orar
a Cristo es amarlo y amarlo significa cumplir sus palabras. La oración
significa para mí la posibilidad de unirme a Cristo las 24 horas del día
para vivir con Él, en Él y para Él.
La plegaria perfecta no consiste en una palabrería, sino en el fervor del deseo que eleva los corazones hasta Jesús.
Orad
sencillamente, como los niños, movidos por un fuerte deseo de amar
mucho y de convertir en objeto de propio amor a aquellos que no son
amados.
El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración
es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el
servicio. El fruto del servicio es la paz.
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Servicio
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Dios
siempre cuida de sus criaturas, pero lo hace a través de los hombres.
Si alguna persona muere de hambre o pena, no es que Dios no la haya
cuidado; es porque nosotros no hicimos nada para ayudarla, no fuimos
instrumentos de su amor, no supimos reconocer a Cristo bajo la
apariencia de ese hombre desamparado, de ese niño abandonado.
No cierren las puertas a los pobres; porque los pobres, los apestados, los caídos en la vida, son como el mismo Jesús.
Cuanto más renunciamos a nosotros mismos, más podemos amar a Dios y a los hombres.
Si no se vive para los demás, la vida carece de sentido.
Cuando
nos ocupamos del enfermo y del necesitado, estamos tocando el cuerpo
sufriente de Cristo y este contacto se torna heroico.
No es lo importante lo que uno hace, sino cómo lo hace, cuánto amor, sinceridad y fe ponemos en lo que realizamos.
Las
cosas deben ser siempre un medio, nunca un fin en sí mismas.Jesús lo
dijo: "No se puede servir a dos señores", refiriéndose a Dios y al
dinero.
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Santidad
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La santidad no es un lujo para unos pocos, sino una sencilla obligación también para todos.
La
santidad es hacer siempre, con alegría, la voluntad de Dios. Para eso
es necesaria la fidelidad a sus deseos, y es esta fidelidad la que hace a
los santos.
La revolución del amor comienza con una sonrisa.
Sonríe
cinco veces al día a quien en realidad no quisieras sonreír.“Seré
santo” quiere decir: me despojaré de todo cuanto no es Dios. Debemos
pensar como Él piensa, amar como ël ama, desear como Él desea.
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Sufrimiento
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Cuando sientan en su corazón los sufrimientos de Cristo, tengan bien presente que luego llegará la resurrección.
Las personas más felices sacan lo mejor de todo lo que encuentran en su camino.
No puedes ir feliz por la vida hasta que dejes ir tus fracasos pasados y los dolores de tu corazón.
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"...La
misión de la Madre Teresa comenzaba todos los días antes del amanecer,
delante de la Eucaristía. En el silencio de la contemplación, Madre
Teresa de Calcuta escuchaba el grito de Jesús en la cruz: tengo sed.
Ese
grito la empujaba hacia las calles de Calcuta y de todas las periferias
del mundo, a la búsqueda de Jesús en el pobre, el abandonado, el
moribundo".
JUAN PABLO II