A GIRONA Escritores y poetas han escrito y escribirán, las delicias de Girona sus parajes sin igual. ¿Quién no ha hablado en sus libros? de la Rambla, del Onyar de la dehesa encantada y de la Catedral. De esas calles empedradas que con su majestuosidad, nos recuerdan épocas de guerras, de libertad. Un día fui forastera pero no me sentí como tal porque enseguida fui una gironina más. Y es que es tan fácil enamorarse de tan bella ciudad cuando en sus rincones sientes el amor, con toda tu intensidad. Y una tarde en la dehesa en un paseo otoñal dices el primer te quiero y no lo olvidas jamás.