Una energía dadora de vida fluye por todo mi cuerpo. Soy renovado.
Curación
La energía divina fluye en y a través de toda la creación, renovando, restaurando y edificando. La aprecio en la alegría de un niño, en la belleza de una flor y en los vibrantes colores de otoño. La percibo en la calidez de los rayos del sol y en la frescura de una suave brisa.
También siento el vigor divino en mi cuerpo. Sé que estoy en un fluir de energía vivificante y que ésta está en mí. Alabo mi cuerpo y doy gracias por su eficiente funcionamiento. Lo veo como una bella expresión de la vida de Dios.
Acojo con beneplácito el fluir constante de energía divina. Soy renovado en mente y cuerpo. ¡Gracias, Dios!
“'Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.' Le dijeron: 'Señor, danos siempre este pan.'”—Juan 6:33-34