No estaba preparado cariño, no lo estaba. La única distancia que me separaba de ti, era una llamada y ahora no hay nada, sólo silencio, ese mudo silencio que agiganta más mi dolor… No sé cuánto durará este profundo dolor, quizás nunca se vaya, o puede que sea la forma que tengo de retenerte a mi lado. Mas debo aceptar lo inevitable, sólo Dios sabe el porqué de las cosas.
Cariño, yo siempre te guardaré aquí junto a mi corazón, me
haces mucha falta. A veces parece que todo es un mal sueño, que voy a despertar y te veré en el jardín cuidando tus plantas, hablando y sonriendo, que voy a ir de vacaciones y te hallaré con los brazos abiertos, esperando a quien para ti siempre fue tu niño.
Te extraño tanto, hermana querida, a pesar de tú siempre me decías que debía hacerme a la idea. Pero nadie está preparado para afrontar la muerte y mucho menos la de quien para mí, fue una madre, una hermana y una amiga.
Mas la muerte es implacable y se lleva lo que más amamos, sólo nos queda el consuelo que un día nos volveremos a ver y nos fundiremos en un abrazo eterno. Siempre hablaré de ti, de lo maravillosa que eras, de tus días buenos y malos, pues tu vida me ha servido a mí para ser mejor cada día.
Te quiero y te siento en mi corazón, y siempre te extrañaré.
JUANITA