Desde pequeñita preguntaba siempre,
¿Por qué tantas prisas? ¿Qué quieren de mí?
Que sube, que baja, que vete a la escuela,
que ya se hizo tarde, que apenas y llegas
El tiempo pasó me hice mujer,
las prisas seguían, ¿qué podía yo hacer?
y esclava del tiempo, cuánto me perdí,
miles de momentos que pude vivir.
Con años encima y con la experiencia,
la vida me enseña a tener paciencia,
a andar más despacio, observar la vida,
disfrutar las cosas que creí perdidas.
Y en mi horizonte solo encuentro ahora
destellos de luz de hermosas auroras,
que tranquilamente hacen que despierte,
llena de esperanza, ¡realmente feliz!
Camino despacio, observo el paisaje,
el cielo me llena; no llevo equipaje,
y miro a lo lejos, me veo en tu sonrisa,
el tiempo se acaba ¡Ya no tengo prisa!
Aurora Orozco.
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