II. MANIFESTACIÓN DE LA EUCARISTÍA
Ya se vio que una de las características
que presenta el retablo terorense es
la presencia del trasagrario, espacio que
se ubica en la planta baja del camarín.
En relación con éste, ocupando un plano
anterior al retablo y enmarcado por el
mencionado nichal, se levanta el
tabernáculo manifestador, en madera
dorada, mueble destinado a guardar y
exponer solemnemente la Eucaristía. La
exaltación del Sacramento es otra de las
tendencias divulgadas por la
Contrarreforma, con ceremonias
cargadas de teatralidad y facilitadas
-en este caso- por la presencia
del trasagrario.
En el retablo no se detecta ninguna
referencia concreta a lo eucarístico,
aunque el marcado protagonismo que
cobra el tabernáculo manifestador, en el
mismo eje central mariano y con espacio
propio, queda como copartícipe -aunque
en menor grado- del protagonismo
mariano. La decoración del tabernáculo
integra los cuatro evangelistas y
representaciones del Agnus Dei.
CONCLUSIÓN
A manera de síntesis y conclusión, el
Retablo Mayor de Teror se puede
considerar como el resultado final del
proceso, que fundamentado en la historia
y la leyenda -la aparición de la Virgen en
el pino- tuvo una amplia difusión en el
siglo XVII y su mayor esplendor
durante el siglo XVIII.
Fruto de un programa artístico
-construcción del nuevo templo,
renovación urbanística del entorno,
etc.- el retablo aparece como una obra
unitaria, rococó, a pesar de tener
incorporadas piezas de autores
diferentes (esculturas, frontal, etc.).
En lo que respecta a Canarias, el
retablo supuso una innovación
a partir de modelos ya experimentados
en la Península desde el siglo anterior,
destacando por la presencia de espacios
arquitectónicos vinculados al mismo:
el camarín y el trasagrario.
Con un ideario contrarreformista y
barroco, se debe considerar como
auténtica "Apoteosis de la Virgen del
Pino", no obstante, existir un segundo
nivel de manifestación eucarística.
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