De vez en cuando, en ocasiones especiales, hace falta una respuesta rápida y frenética. La mayoría de las veces, sin embargo, una respuesta tranquila y meditada es mucho más enérgica y efectiva.
Antes de responder a las circunstancias de la vida tómate un tiempo para pensar con claridad y tranquilamente respecto de lo que estás haciendo. Antes de responder a las situaciones que se crucen en tu camino, tómate tiempo para recordar quién eres y la dirección en la que deseas moverte.
Una reacción frenética, emocional, decidida apresuradamente, a menudo puede hacerte retroceder, incluso más aún que el hecho ante el cual estarías reaccionando. Por el contrario, una respuesta tranquila, meditada, suele generar un resultado positivo a partir de algo que, de lo contrario, habría sido una situación negativa.
Ciertamente que responder con rapidez a lo que sea que la vida ponga en tu camino parece sensato. Pero no significa que tengas que responder precipitadamente y con descuidado.
Antes de decir algo por lo cual podrías arrepentirte por mucho tiempo, tómate un momento para considerarlo con tranquilidad. Antes de hacer algo que podría llevarte años superar, tómate un instante para considerar cuidadosamente tu respuesta.
Una respuesta tranquila, bien pensada, es una respuesta muy eficaz. Tómate tiempo para pensar, y la manera en que respondas te hará avanzar con firmeza.
Gabriel Sandler
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