Si tan sólo te tomases el tiempo de reconocerlos, verás que los milagros ocurren todo el tiempo. En cada circunstancia hay algo valioso, basta que hagas el esfuerzo de darte cuenta.
Hasta en los más aburridos y comunes y corrientes de los días hay tesoros magníficos y extraordinarios por vivir. Serán tuyos apenas abras tu cabeza y tu corazón a las oportunidades que ellos ofrecen.
No hay necesidad de añorar algún día brillante y distante en el cual todo sea perfecto. Porque tú puedes hacer que este mismísimo día resulte tan brillante y resplandeciente y pleno como decidas.
Abre tus ojos y date cuenta lo milagroso que resulta el simple hecho de que puedas ser conciente de que estás aquí. Decide, en este preciso instante, aprovechar al máximo tu impresionante buena fortuna.
El viento sopla, el sol sale cada mañana, la nieve cae y el océano golpea inexorablemente la costa. La vida gira con nuevas y frescas oportunidades a cada vuelta.
Hay milagros a cada instante. Qué maravilloso privilegio resulta ser parte de la vida.