Eres el rubio sol que en las mañanas sale a alumbrar al mundo cariñoso, o negro nubarrón que tenebroso viene a empañar el sol de las ventanas.
Eres niño inocente que, llorando, invita a protegerte con ternura, o eres hiel que produce la amargura, sentimiento que deja sollozando.
Eres hermosa voz que nos hechiza, hora de paz y amor que nos encanta, o eres hora de horror que nos espanta y alarido de horror que aterroriza.
Eres hermosa flor de mil colores, encanta tu perfume y nos domina, y en tu belleza escondes cruel espina que punzante nos hiere y da dolores.
Eres nido de amor en el que habita, arrullo de palomas que enternece, o dolor y amargura que estremece y honda pena que lágrimas suscita.
Así eres tú, mi vida, altivo y desafiante, frágil cual los cristales, duro como el diamante, humilde, dulce, bueno, soberbio y dominante, ¡ desproporción tremenda!... ¡Contradicción constante!