PARA TI, AMIG@
Una lámpara encendida
lleva tu nombre en mi alma,
y su luz corta las sombras
como el tajo de una espada.
Densos silencios de muerte
se repliegan y desbandan,
arrastrando a las esquinas
la tiniebla amordazada.
Prisionera de mí misma
en cárcel de vida amarga,
tendiste tu mano amiga
a mi mano, entre las barras,
y acarició mis oídos
la canción de tus palabras.
Volvieron los ruiseñores
a cantar en la enramada;
y candados y cadenas
se destrozaron al alba.
Derrumbáronse mis puertas,
y el hierro de mis ventanas
se transformó en las vidrieras
de la catedral del alma.
Viniste como una sombra,
huella ligera y callada,
y me ofreciste un tesoro
de amistad sincera y franca.
Gracias, amig@, por todo;
Por tí, sobre todo, gracias.
D/A