Si planificara un jardín con flores de variados colores
, texturas y formas, mi primer paso sería preparar la tierra para plantar.
Arrancaría la mala hierba que pudiera estorbar el crecimiento futuro de las flores,
sabiendo además que no bastará con desmalezar una sola vez
. Para garantizar el crecimiento de mis flores, tendré que hacerlo con regularidad. Lo mismo vale para el jardín de mi alma, donde los pensamientos
y la fe se unen para formar una espiritualidad que me nutre y me sostiene.
Si continúo quitando de mi mente la maleza de los rencores y ofensas,
despejo el camino para que crezcan y prosperen las imágenes positivas. Es cierto: el amor y la comprensión se presentarán
cuando libere mis pensamientos y prepare el camino
para vivir positivamente.
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