Vanidad, eres ama de la altura de mí mismo.
Tú, lujuria, eres dueña y señora
de mi sexo
Mas del ansia verdadera,
la que brota de mis manos si las tengo con las suyas,
de esa no, no eres dueña tú, lujuria, ni ama tú, vanidad,
de ésa sólo ella es ama, dueña y única prisionera.
jacinto deleble
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