Según la interpretación de José Luis Sicre[cita requerida], en el tiempo en que fue escrito el evangelio de San Mateo se estaba produciendo un incremento de conversiones paganas al cristianismo frente a las de los propios judíos. La incursión de estos fragmentos sobre los magos de Oriente en el evangelio de Mateo subraya este hecho y lo utiliza como argumento de conversión: si los de fuera vienen y lo adoran (se convierten) ¿Cómo no os dais cuenta los que lo tenéis entre vosotros?
También existen otras[cita requerida] interpretaciones astrológicas y cabalísticas sobre la figura de los Reyes Magos.
Según la interpretación ofrecida por Eric Rodríguez,[6] se tiene lo siguiente: Ya el término griego μάγος había caído en un uso peyorativo o deteriorado desde al menos el siglo tercero antes de Cristo (cf versión Septuaginta) por la extracción de su origen y contexto cultural, y que es como se usa aún en la época del nuevo testamento (cf. Hch. 8:9; 13:6; 19:13). No obstante, en Mt. 2:1 en su texto griego dice:
“… ιδου μάγοι απο ανατολων παρεγενοντο εις ιεροσόλυμα”. “…he aquí, (unos) Magos desde Oriente, se encontraban por Jerusalén”.
A diferencia de los magos que ya se encontraban dispersos en tierra de Israel y todo el mundo helénico, el énfasis que se emplea al decir “de oriente”, marca un cambio de connotación: El autor busca traer a la mente un personaje asociado con el Oriente, diferente a los sabios convencionales de Israel (rabinos), que conociera además las profecías mesiánicas y que fuera autoridad bíblica para el lector judío (ya que se acepta a nivel general que el Evangelio de Mateo fue escrito para hebreos y aun en lengua hebrea según el testimonio de casi todos los padres de la iglesia).
Hay que tener en cuenta además qué significaba el Oriente para los judíos: Pues bien, no era otra cosa que Babilonia, pues hasta Damasco, se consideraba parte de la tierra de Israel.[7] Pues bien, la figura que tratamos de presentar, podría corresponder a un título muy particular en arameo: מדנחאי Medinja’ey , o “Doctores Babilónicos de la tradición oral” que perduraría en escuela hasta entrado el siglo octavo D.C.[8] en Babilonia y quienes conociendo la interpretación de lo dicho en Num 24:17(cf. Tárgum de Onqlós/Onkelos sobre este pasaje), habrían sido guiados por Dios hasta el Mesías, no según la famosa estrella como hasta ahora se ha entendido, sino que esa estrella era el mismo Mesías según el lenguaje judío y midráshico contemporáneo.
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