Margarita y su esposo Isidro
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P. Carlos A. Mullins
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¿Quién es Margarita Barrientos y por qué fue declarada la “Mujer del Año 1999” en Argentina.
Aquí en Nueva York la noticia pasó casi desapercibida.
Pero, un libro conmovedor, titulado “Madre argentina hay una sola”, escrito por Rodolfo Braceli con Juan Andrés Braceli, rescató del olvido la historia de 58 madres heroicas, admirables y ejemplares.
La última de las historias se titula: “Madre de diez hijos y de cientos” y nos trae el relato increíble de una mujer pobre, casi analfabeta, con una inmensa capacidad de amor y de solidaridad, llamada Margarita Barrientos.
Nació muy pobre, en una zona agreste de Santiago del Estero, el 12 de octubre de 1961.
“Eramos doce hermanitos, cuenta Margarita, pero de los doce quedamos cinco, porque los otros se murieron. Vivíamos en un campo y mi mamá falleció de leucemia cuando yo tenía doce años”.
A la muerte de su mamá se sumó luego el abandono del padre, que “nunca más vino”.
En medio del monte, Margarita conoció la miseria, la soledad y, sobre todo, el hambre. Una monja se hizo cargo de ella y finalmente un Juez de Menores la envió a Buenos Aires.
Margarita se casó y tuvo nueve hijos, al que se le sumó uno adoptado.
Su marido es lisiado, perdió el brazo derecho en un accidente y cobra una pensión de 145 pesos mensuales.
Margarita vivía con su familia en Villa Lugano y allí tuvo su primer contacto con niños abandonados a los cuales comenzó a dar de comer.
Por aquellos días su hija tuvo un hijo y se trasladó a Villa Soldati.
Margarita fue a visitarla y cuenta esta historia: “un día fui al lugar y vi una villa miseria de verdad. Vi chiquitos muy pobrecitos. A uno le pregunté si había comido, ¿vos comiste, bebé? Y me contestó que ese día no habían comido y que la noche anterior tampoco”.
Ante el cuadro doloroso de chicos con hambre, Margarita decidió abrir un comedor para los niños del barrio.
Su marido le dijo que eso era imposible con lo poco que ganaba.
“Pero yo cobré mi primera pensión con aguinaldo, cuenta Margarita, junté 218 pesos, me tomé el tren y me fui al Mercado Central. Con toda esa plata compré mercadería. Al otro día, el 7 de octubre del ‘96, me puse a cocinar para los chiquitos de la villa de Soldati. Y ya no volví más a Lugano”.
El comedor comunitario de Margarita Barrientos vino a solucionar una necesidad apremiante en la Villa Soldati.
Comenzó dando de comer a un puñado de chicos, hoy concurren 360 niños y 140 personas mayores, a las cuales no les falta un plato nutritivo de comida y, sobre todo, mucho amor.
A Margarita le preguntaron cuáles eran sus sueños y ella respondió: “Mi sueño es que nunca me falte la comida para toda la gente... que nunca tenga que decirles hoy no tengo leche u hoy no cocino sopa porque no tengo para comprar zapallo”.
Margarita lleva adelante su obra humanitaria con amor y con gran sacrificio.
“Me levanto a las cinco y media, cuenta. El trabajo fuerte de nosotros es de seis de la mañana hasta las cuatro de la tarde. A las dos de la tarde se lavan los platos. Después se hierve la olla para hacer gelatina o flan, unos cien litros. Así hasta las cuatro de la tarde”.
Margarita sólo cursó el tercer grado de la Escuela Primaria. Pero no le faltó la intuición de que es importante dar de comer a los niños, pero sin descuidar el alimento de la mente.
Al comedor acudían chicos que no iban a la Escuela.
Un día Margarita se preguntó: ¿cómo hago para que estos chicos aprendan a leer, a escribir? Y le dije a Isidro (su marido) que me pinte un pizarrón que les iba a enseñar yo. Y entonces un día sábado los llamé y nadie quiso venir. Ahí fue que les dije: ustedes van a venir porque voy a hacer buñuelitos y chocolate. Y vinieron todos.
¿Usted se imagina yo maestra? Pero algo fueron aprendiendo. Les fui enseñando lo que aprendí hasta hoy que tengo 37 años”.
Cuando le preguntaron a Margarita qué quería para sus hijos, respondió:
“Lo mejor. Que terminen sus estudios... Para mis chicos quiero que sigan sus estudios y que toda la vida sean solidarios con los demás”.
Margarita Barrientos, la que nació muy pobre, monte adentro en Santiago del Estero, la que solamente cursó el tercer grado de la Escuela, posee un sentido de la solidaridad que asombra por su claro y profundo concepto.
“Yo no estoy trabajando para una recompensa. ¿Sabe cómo sería mi recompensa? Ver que dentro de cinco o diez años ninguna familia tenga que depender del comedor”.
Luego explica: “si uno piensa en la recompensa es que la solidaridad que tiene adentro no sirve. Yo soy solidaria porque no tengo nada. Lo que yo tengo lo doy. Lo que a mí me dan yo lo doy. No quiero que nada me quede. Como siempre le digo a mis hijas: si entra una camioneta con ropa, no dejen nada, chicas, todo que se dé. Eso es ser solidario”.
Desde Nueva York hasta Villa Soldati se ha tendido un puente de solidaridad para que el “sueño” de Margarita Barrientos sea cada día una hermosa realidad.
Al momento de escribir esta nota ya hay 38 personas dispuestas a ayudar, ya.
Quien desee unirse a este grupo de “solidaridad en acción” puede comunicarse con algunas de las tres fundadoras de “Ayuda, ya”.
Sus números de teléfono son: Elena Farina (718) 268-9129, Anita Levín (718) 533-1912 y Esther Raspa (718) 261-3784.
Desde el norte opulento tendamos un puente de solidaridad para que en el sur carenciado cada día, el sueño de Margarita se pueda convertir en realidad.
MUJER SILENCIOSA , HUMILDE, CON UNA INTELIGENCIA QUE SOLO LOS SABIOS HUMILDES
PUEDEN TENER...
MARGARITA BARRIENTOS : NOMBRE DE MUJER CON MAYÚSCULAS , TRABAJANDO SILENCIOSA.
MENTE EN UNA SOCIEDAD DONDE LOS VALORES SOLIDARIOS ESCASEAN, ELLA, CADA DIA
CON SU FÉ INCREBRANTABLE Y SU VOZ TAN DULCE Y BAJA, SE IMPONE ANTE LOS IMPEDIMEN-
TOS DE GOBIERNOS MEDIOCRES QUE SOLO SE LE ACERCARON CON FINES DE REDITO POLÍTICOS.
MARGARITA BARRIENTOS NO SE OLVIDA DE SU ORIGEN, Y JUNTO A SU MARIDO Y SUS HIJOS TRABAJAN A DIARIO PARA DARLE DE COMER A MILES DE FAMILIAS ARGENTINAS!!!
DE MÁS ESTA DECIRLES QUE SI PUEDEN LLAMEN A ESOS TELEFONOS Y AYUDEN CON LO QUE
PUEDAN , ELLA COMENZÓ CON UN POCO DE HARINA Y MATE....
DIANA viendo la vida con ALEGRÍA!!