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ACTITUD MATERNAL |
Elegir asumir el compromiso sagrado de encarnar una actitud maternal hacia todo, en el todo, nos guía hacia la divina esencia de saber que Madre no es quien nos hace dependientes de su apoyo. Sino quien nos libera de él, invitándonos amorosamente a vivir la plenitud de Ser raíz - consciencia espiritual - y, de Ser alas - amor -. Experiencia divina, ajena a la condición humana de tener o no hijos en la carne.
Un día aprehendemos a beber y ofrendar el amor maternal como una caricia al alma, como la ternura que musicaliza nuestro día a día. Entonces, como una preciosa Ley del Espíritu, el amor se domicilia para siempre en nuestro estilo de vida, constituyéndose en el compromiso supremo y habitual para con nuestra fuente de origen, Dios.
SER MADRE, es una ACTITUD de cobijo, compasión y consagración al poder ilimitado del AMOR universal. Virtud guardada o manifestada en el escenario cotidiano de nuestra vida, amén de situaciones externas. Discernir que, también somos extensión mágica de lo femenino del cosmos, detona nuestro potencial de hijos e hijas de la LUZ y el AMOR. ¡¡¡ Clic mágico !!! que aviva en nuestro interior, la alegría de amarnos y amar mas allá de formas, emociones, afectos, circunstancias. Sabiduría misteriosa de nuestro segundo nacimiento a la unidad del Espíritu, esta vez, en brazos de nuestra Madre universal.
El espíritu que con - tiene el amor maternal, co - crea la devoción sagrada hacia la obra que el aquí y el ahora universal nos concede; acuna la creación sin limites. Maria, Quan Ying, entre otros, rostro materno del Dios universal, símbolo del valor venido del amor que trasciende el mundo de lo físico, de las casualidades y parentescos.
Nuestro Dios - Padre - Madre - Espíritu no condiciona a un mundo regido por concepciones humanas, la divina plenitud universal de ejercer, en total entrega, nuestra APTITUD y ACTITUD de SER ¡¡¡ Madres eternas !!!
Con infinito amor universal.
Unidad santa de lo materno y paterno del SER