Yo fui fumador desde los 14 hasta los 29 años, ahora, en diciembre del presente año, harán ya 3 que lo dejé. Esa droga miserable me quito mucha vida y energía, y dejó ciertas secuelas en mi salud que aun hoy y a pesar del tiempo y los cuidados, siguen limitándome (cada vez menos gracias a Dios).

Me llegué a ver francamente mal, padeciendo alergias, bronquitis, crisis asmáticas, agotamiento y todos los males asociados. Me parecía imposible superar a ese pequeño tirano, ya me veía enfermo de forma irremediable porque pensaba que no iba a ser capaz de dejar de fumar. Un día encontré en un rincón de una pequeña plaza de un pueblito del norte de esta isla ( Tenerife ), una frase en una placa de homenaje al fundador de la misma, y decía así:

A Don. fulanito de tal:

No se pueden imaginar la fuerza tan grande que me dieron esas palabras, esa idea, esa verdad. Solemos pensar erróneamente, que el hecho de proponernos algo significa lograrlo inmediatamente o fracasar, cuando lo cierto es que incluso la propia naturaleza precisa del ensayo y el error para su propio desarrollo y evolución; un niño se caerá una y mil veces antes de aprender a caminar y finalmente aprende solo porque las mil veces que cayó se volvió a levantar, fue constante. El error es parte de todo aprendizaje, ¿quién nos ha dicho que cuando nos caemos debemos quedarnos en el suelo llorando? Tal vez hemos sido nosotros mismos porque hemos llegado a creernos que somos tan adultos y experimentados que no podemos equivocarnos, o porque ignoramos que desde que nacemos hasta que morimos estamos aprendiendo, o porque le hemos hecho caso a las muchas personas que se aterrorizan ante el error y no dudan un segundo en ridiculizar y señalar a quienes se equivocan o por un absurdo perfeccionista...... Lo cierto es que esa providencial frase me recordó que no importa cuantas veces te equivoques, fracases o tropieces, lo importante es que seas constante en el empeño, dentro de los distintos niveles que se te vayan presentando.

Finalmente y después de 100 intentos, un día simplemente no compré cigarros y me dije, voy a aguantar (recordando las palabras de poder, como diría un viejo chaman indio), y aguante un poquito, cuando me dieron ganas nuevamente dije otra vez, voy a aguantar, y aguante un poquito más, venían con más fuerza las ganas de fumar y yo también con más fuerza me decía: "no importa, aguanta sea como sea, sé constante, no hagas caso oigas lo que oigas pienses lo que pienses, sientas lo que sientas" y finalmente aguante. También fue muy importante QUERER y saber decir NO. Cuando me invitaban a fumar decía con confianza y energía "NO, no fumo" y cada vez que hacia esto me sentía más fuerte y más seguro ( en realidad era como ganar una batalla ).

Yo sé bien que en muchas ocasiones solemos ponernos excusas de todo tipo para fumar, y un primer paso posible es precisamente saber y reconocer que cualquier pretexto que utilicemos no es más que eso, una excusa, una treta para no abandonar el tabaco. Solemos decir cosas del tipo de: es que estoy muy nervioso, es que yo lo controlo, es que no puedo, es que lo necesito, es que es superior a mí, es que...... excusas, solo excusas, ningún argumento que podamos dar es valido a menos que realmente controlemos la cantidad de tabaco que fumamos, y esta cantidad no nos haga daño. En mi caso (y en el caso de muchos otros fumadores) yo no controlaba lo que fumaba (una o más de una caja diaria), y realmente me estaba haciendo daño.

Tengo la impresión, de que abandonar la tristeza, la angustia, los celos y cualquier otra emoción de este tipo, es algo así como dejar de fumar, después de tomar la decisión hay que mantenerse firme y constante, es necesario no darle crédito a ningún sentimiento ni idea que induzca a estos estados (desanimo, melancolía, tristeza, depresión........), seguramente e igual que en el caso del tabaco, los primeros meses serán los más duros, pero, con el tiempo ira disminuyendo la frecuencia con la que nos apetece fumar o sentirnos dentro de este o aquel estado y también se reducirá el tiempo e intensidad del ataque ansioso. Al tercer o cuarto mes todavía se notan las secuelas físicas del tabaco pero las ganas ya son menores y cuando aparecen basta esperar tres minutos para que desaparezcan, al sexto mes ya no se siente la necesidad de fumar y si estas (las ganas o ansias) aparecen nuevamente, duran solo un minuto e igual que vinieron se van, exactamente lo mismo ocurre con las emociones y pensamientos negativos. Es cierto que la fuerza de voluntad es clave, pero la voluntad sin un propósito o dirección no sirve de nada. Es increíble ver la cantidad de gente que tiene una gran fuerza de voluntad y lo ignora, porque carecen de dirección y propósito o de fe en si mismso o creen que no pueden y esto es como tener un carro sin riendas o un barco sin timón.

La otra clave está en saber aguantar ese minuto y tener claro que bajo ningún concepto se debe volver a tocar el cigarro. Cuando uno toma la decisión, los primeros días se forman en nuestro pensamiento ideas que nos empujan a fumar nuevamente, son como esos dibujos animados, en los que aparecen sobre los hombros del personaje, por un lado un diablillo que intenta seducirlo y en el otro un pequeño ángel que trata de hacerle ver el lado correcto. Tenemos que saber que esto ocurrirá así, y que bajo ningún concepto, debemos hacerle caso a la voz de ese pequeño diablo, porque la experiencia nos dice que es un embaucador que tratará por todos los medios hacernos la vida más difícil y de truncar nuestros esfuerzos por superarnos. Así, igual que con el tabaco, debemos hacer con el desanimo, bajo ningún concepto permitas que entre una vez hayas tomado la decisión de abandonarlo, ningún problema se resuelve con el desanimo o la tristeza, al contrario.

Considero importante identificar y enfrentarse al problema o causas que motiven los estados ansiosos (localizar estas causas no suele ser fácil, ya que algunas suelen habitar los rincones más profundos de nuestra alma, aquellos donde nuestra mente no se atreve a mirar y en muchos casos puede ser necesaria ayuda y guia), y ponernos en paz con nosotros mismos (ya sea a través del perdón, la comprensión o lo que corresponda), ocultar o tapar estas causas no sirve de nada, pues siempre quedaran subyacentes, por eso es tan importante perderle el miedo al error, porque si no somos capaces de aceptarlo jamas seremos capaces de superarlos. Una vez hecho esto, no tiene sentido seguir machacándonos con el tema y cuando vuelvan a aparecer las emociones asociadas a estas causas déjalas pasar, no te aferres a ellas ni hagas nada de lo que te aconsejen, si te empujan a no hacer nada, haz algo; si te empujan a tirarte en una cama a llorar, llora porque llorar limpia y alivia el corazón y cuando pasen las lagrimas vete al cine a ver una película de humor o sal con un amigo y habla de las cosas bonitas de la vida y si esto no es posible recuerda momentos felices de la vida y ríe; si te recuerda tus errores esfuérzate por recordar aciertos o propónte hacer algo acertado "hoy", ya mismo. Pero sobre todas las cosas, no lo intentes, cuando lo empieces hazlo con la clara seguridad de que tu puedes hacerlo, no le des entrada a la duda, y si no lo consigues, no importa, entonces si podrás decir lo intente y sigue firme en el propósito, proponte hacerlo con más motivación la próxima vez, aprende de los errores cometidos y no olvides que "la CONSTANCIA es la virtud por la que todas las otras virtudes dan su fruto".

Imaginemos que vamos por la calle y de pronto se cruza un desarrapado en nuestro camino, nos nombra a nuestra madre y sigue su camino, en esta situación podrán ocurrir muchas cosas, pero todas van a depender de nosotros, unos se lanzaran sobre él y se liaran a hostias, otros se asustaran y saldrán huyendo muertos de miedo, otros se cabrearan como chinos y así, un sin fin de reacciones posibles, pero si miramos bien el tema, ¿ por qué tenemos que reaccionar? ¿Qué ocurriría si simplemente no le hacemos caso y seguimos nuestro camino? Pues exactamente eso, NADA, simplemente seguiríamos sin gastar energía, sin perder los estribos entrando en una situación que nada tiene que ver con nosotros, que no nos aporta nada y que no deseamos para nuestra vida. Pues esto mismo ocurre con nuestros pensamientos y emociones, si nos paráramos por un segundo a observar nuestros pensamientos veríamos que conforman un mundo que se diría independiente, pues veríamos aparecer un sin fin de pensamientos, emociones e imágenes que no nos piden permiso alguno para aparecer y sobre los que realmente no tenemos un control directo, lo que sí podemos controlar es nuestras reacciones ante ellos, hacerles caso o no, concederles atención y tiempo ( es decir, concederles o no nuestra energía ) o dejarlos pasar y es ahí donde empieza nuestro poder de decisión y discernimiento, donde empezamos a tallar nuestro pensamiento y nuestra vida conscientemente. Podemos elegir entre actuar con ira ante un ataque de celos o controlar y racionalizar nuestras emociones, lo mismo podemos hacer con los rencores, miedos..............

La relajación y estados de concentración profundos, las autoafirmaciones, los ejercicios de respiración, la oración, la meditación, hierbas medicinales, homeopatía, o cualquier otra cosa que nos pueda ayudar serán siempre una ayuda estimable a la hora de alcanzar serenidad, ahora bien, una cosa es ayuda y otra es pretender que sin ningún esfuerzo podamos solucionar nuestro problema, esto es lo que le ocurre a aquellas personas que utilizan drogas ( alcohol, barbitúricos, etc...) y estas ( las drogas ) nunca ayudan, al contrario, cuando te das cuenta te encuentras en el fondo del pozo y dependiendo de ellas o que dan la espalda a sus problemas. A mí que me creí autosuficiente por mucho tiempo, me ha costado bastante llegar a entender que cuando uno tiene un problema, toda la ayuda que pueda obtener es siempre buena, y que eso, saber aprovechar todas las ayudas posibles es realmente ser autosuficiente, distinguiendo siempre qué es ayuda y qué es tomar las muletas para caminar haciendote dependiente de ellas.

Es cierto que dejar de fumar en comparación con estos otros problemas puede parecer sencillo, pues el tabaco lo ves, tiene cuerpo y forma, a diferencia de la angustia, tristeza, depresión nerviosa, rencor, ira, etc., pero el luchar contra el tabaco es luchar sobre todo contra la ansiedad y contra una idea de dependencia. Y todas las tensiones psíquicas o emocionales tienen en la ansiedad y la adicción un común denominador. Pueden ser producidas por muchas y diversas causas: porque hemos hecho daño o por que nos lo han hecho, por que no encontramos un sentido a la vida, porque culpamos siempre a los demás de nuestros problemas, porque vivimos sin ilusiones, sin alegría, sin FE, porque no estamos contentos con nosotros mismos, por creencias absurdas, por una ruptura sentimental, por traumas y deformaciones de la niñez que se han llegado a enquistar y siguen vivas hoy, por dificultades que nos parecen insalvables y en definitiva, por mil razones que nunca terminaría de enumerar, y tengo la sospecha, de que estas razones son las excusas para agarrarnos a estos estados, nosotros deberíamos ser los dueños de lo que pensamos, hacemos y sentimos, la alegría y el optimismo es una elección dentro de cualquier situación en la que nos encontremos en la vida, asumir la responsabilidad sobre nosotros mismos, asumiendo nuestras circusntancias actuales no es fácil pero se puede hacer, que las cosas sean difíciles no es excusa valida para no hacerlas, todo es cuestión de elección. Si abrimos los ojos veremos a muchas personas que son ejemplo vivo de esto que digo: la viejita que con 90 años se encuentra hospitalizada y enferma y siempre que le preguntas "¿cómo esta Dña. Herminia" ella contesta " Bien, siempre hay que decir bien" o a la persona discapacitada que lucha por su vida y sigue adelante con alegría y amor. También por el opuesto de esta situación vemos la realidad de este planteamiento: cuanta gente hay a nuestro alrededor (y muchas veces nosotros mismos) que se queja sin motivo, cuando vemos que es una tontería aquello por lo que se quejan y que realmente solo tienen motivos para dar gracias. Tendemos a pensar que estas situaciones de dolor y conflicto no son parte de nuestra vida sino un mal tránsito que ya pasará y nos equivocamos por completo, esa es nuestra vida y si pensamos que huyendo solucionaremos algo pronto descubriremos que lejos de encontrar soluciones cada vez nos complicamos más.

"Ser grande o no serlo no es cuestión de suerte o de azar sino de decisión, actitud, perseverancia, esfuerzo, compromiso y responsabilidad. Si quieres ser grande lo serás, ¡permítete ser grande! "