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De: TATIS-7 (Mensaje original) |
Enviado: 06/04/2012 23:04 |
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Viernes Santo
Me paro firme en mi fe. El bien prevalecerá.
Al contemplar la vida y las enseñanzas de Jesús, me doy cuenta de que el énfasis debe estar en la victoria y no en el pesar, en el triunfo de Jesús por sobre la muerte. Con fe, Jesús probó que mientras las apariencias son transitorias y las condiciones cambiantes, el amor, la vida y el poder de Dios son inmutables e invencibles.
Si el bien en mi vida parece difícil de lograr, centro mi atención en la Verdad. Yo también soy una creación de Dios y yo tampoco caeré vencido. Dios está conmigo y el bien obra en mi vida. Las nubes parecen ser oscuras por un tiempo, quizás sienta que he perdido el rumbo, pero al pararme firme en mi fe, la luz disipa la oscuridad y soy elevado.
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.—1 Juan 5:4
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Espacio sagrado
Todo lo que busco está aquí donde estoy.
Muchos lugares alrededor del mundo están considerados como sagrados por personas de diferentes tradiciones religiosas. Quizás visite esos sitios y encuentre inspiración; sin embargo, recuerdo que dondequiera que estoy es tierra santa. No necesito viajar a ningún sitio para comulgar con Dios. La única Presencia y el único Poder está presente en todas partes. Sólo necesito hacer una pausa, respirar y estar consciente de la Presencia en mí y a mi alrededor.
Al orar, entro en un lugar sagrado de paz. Con cada aliento, siento la actividad de Dios en mí. Todo lo que busco está aquí mismo donde estoy. Concluyo mi oración con gratitud por la presencia eterna de Dios.
Dios le dijo: “No te acerques; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.”—Éxodo 3:5
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Capacidad
Soy una creación de Dios, con un poder que obra maravillas.
Al despertar cada día, puedo resistir lo que está ante mí o celebrar mi capacidad de vivir este día plenamente como una creación amada de Dios. Tengo la capacidad ilimitada de expresar amor, gozo y aprecio. Recuerdo la presencia de Dios en mí. Mis manos hacen el trabajo de Dios y mi mente está abierta a la mente divina.
Al confiar en el fluir divino, siento que el poder de Dios que obra maravillas cobra vida en mí. Coopero con los demás y siento nuestra unidad. ¡Los problemas no son ningún problema! Las soluciones correctas llegan fácilmente a medida que el poder divino abre puertas ante mí y elimina todo obstáculo. Con Dios en mente, tengo fe y recibo mi bien.
Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.—Juan 1:12 | | | | | |
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De: TATIS-7 |
Enviado: 21/04/2012 03:52 |
Comprensión
La sabiduría de mi alma me proporciona comprensiones claras.
Puedo lograr comprensión de muchas maneras —al hablar con un amigo o un compañero de oración, en sueños, mientras leo un libro, durante una meditación o cuando sueño despierto. Al estar receptivo a una nueva manera de ver el mundo, logro una nueva perspectiva. Cuando pongo atención a la inteligencia y la sabiduría compartida, me vuelvo receptivo a una comprensión más profunda.
Si no sé cómo manejar una situación compleja, pido guía al orar: “Creador divino en mí, ¿cuál es la Verdad en esta situación y su resolución correcta?” Con paciencia y seguridad, estoy receptivo a recibir comprensión de la sabiduría de mi alma, y sigo con fe la guía que recibo.
Conmigo están el consejo y el buen juicio. Yo soy la inteligencia, y mío es el poder.—Proverbio 8:14
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Orden divino
Uno con el orden divino, confío en que todo está bien.
Cuando afirmo “orden divino” hago más que pronunciar dos palabras. Me hago uno con el principio de Dios que se expresa como sabiduría, inteligencia y armonía en mí y por medio de mí. El orden divino hace que todos los aspectos de mi vida y mis asuntos estén en la relación correcta.
Al afirmar orden divino, dejo ir la necesidad de saber cómo se resolverá un problema. Confío en la seguridad del amor y la provisión de Dios, que satisfarán todas mis necesidades. Al dejar ir el control, las puertas de las oportunidades se me abren y los recursos se hacen visibles. No importa la circunstancia, me alineo con el orden divino y confío en que todo se desenvuelve perfectamente.
Enviaste tu buen espíritu para enseñarles. … Los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad.—Nehemías 9:20, 21
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