Si no estoy seguro de cómo orar, recuerdo el consejo de Jesús y digo el Padrenuestro: “Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”. Enfocar mi pensamiento en Dios profundiza mi comprensión.
“Venga tu reino. Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo”. Dejo ir y dejo que Dios establezca el orden divino en mi vida. “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. Dios me bendice con lo que necesito. Sólo tengo que pedir y Dios proveerá.
“Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”. Así como Dios me perdona, perdono a los demás. Dejo ir rencores y confío en que Dios aclara cualquier malentendido. Más importante aún, me perdono a mí mismo.
Al estar consciente del momento presente, reconozco lo preciosa que es la vida: mi propia vida, mis familiares y amigos y todo el mundo. Bien sean mis emociones positivas o retadoras, las recibo como parte del regalo exquisito de estar vivo.
En este momento, siento la energía y el poder de la vida en mí y a mi alrededor. En este momento, experimento el éxtasis de saber que soy uno con lo Divino. En este momento, siento la paz absoluta de Dios en el centro de mi ser.
Vivo plenamente en el presente, con la seguridad de que la presencia de Dios me guía e inspira. Estoy verdaderamente vivo. Aprovecho al máximo cada día, y doy gracias por las bendiciones que recibo. Todo está bien, aquí y ahora, ¡y mi corazón reboza de alegría!
Y éste es el momento oportuno; éste es el día de salvación.—2 Corintios 6:2
Estoy vinculado infinitamente con Dios. Y, como Dios es la fuente de toda vida, mi vínculo me une también a todos los seres vivientes. Como un hilo en un tapiz hermoso, soy una individualización del todo. Otras personas puede que parezcan separadas o diferentes a mí. Mas cuando veo todo el tapiz, puedo apreciar nuestra unidad. El amor surge de mí gracias a la comprensión de que somos uno.
Si las emociones de los demás parecen tan abrumadoras que mi paz mental comienza a afectarse, encuentro fortaleza y resiliencia gracias a la oración. Apoyo y cuido toda manifestación de vida al visualizar la salud perfecta en cada ser. Lo hago porque sé que estoy vinculado infinitamente con todos los seres vivientes por medio de mi unidad con Dios.
Oren unos por otros, para que sean sanados.—Santiago 5:16