Las feromonas y el sexo
Es curioso como en Grecia persiste la costumbre de llevar un pañuelo en la axila que se ofrece a la dama en algunos bailes populares. Se dice que Enrique III duque de Anjou sintió una pasión irresistible por Marie de Cléves cuando olió una de sus camisas empapadas en sudor. En la época victoriana, los hombres llevaban un pañuelo entre sus piernas para seducir a las damas y éstas por su parte dejaban caer un pañuelo al suelo para seducirlos con su olor.
¿Pero qué son las feromonas?
El término de feromona fue acuñado por primera vez por el bioquímico alemán Peter Karlson y el entomólogo suizo Martin Lüscher. Las feromonas son sustancias químicas que se segregan a través del sudor y que pueden atraer al sexo contrario. Así, por ejemplo, las mujeres durante su periodo más fértil emiten un olor que parece ser muy atractivo para los hombres.
Las señales de las feromonas son detectadas a través del Órgano Vomero Nasal que envía señales al cerebro, aumentando la libido, la excitación y el deseo sexual.
¿De verdad funcionan?
También es interesante saber que la palabra “feromona” proviene del griego pheron “transferir” y “hormon” excitar. Aunque lo que nos interesa aquí es el poder de las feromonas en el humano también es interesante citar que numerosas plantas y animales también envían “mensajes químicos” para rechazarse o atraerse entre ellos. Algunas mariposas por ejemplo, las Saturnya Pyri pueden detectar el olor de la hembra a 20 kilómetros de distancia!
Son muchos los estudios que se han realizado sobre el poder de las feromonas. La Karonlinska en Estocolmo, la Universidad de San Francisco o el Centro Monell de Sentidos de Filadelfia demuestran que las feromonas pueden causar excitación en las personas.
Os contaremos dos interesantes experimentos. Un equipo de científicos diseñó un cuarto con exaltolide en sus sillas, el equivalente del androstenol industrial. Sin saberlo las mujeres eligieron el asiento con exaltolide y los hombres lo rechazaron. En otro estudio se añadió alcohol y feromonas a las fragancias que utilizaban personas de 38 años sin que ellas supieran nada. Después de 8 semanas utilizando la colonia, el 47% afirmó haber tenido más sexo de lo habitual.
Curioso ¿No?
Todo esto hizo que los expertos en marketing de todo el mundo se pusieran las pilas y pensaran ¿Y si comercializamos feromonas sintéticas? Podría ser un auténtico boom. Así es como hoy en día existen numerosas tiendas donde venden “frascos de feromonas”, perfumes con feromonas, lo que también podríamos llamar “frasquitos de la atracción”. Por otra parte y en paralelo a estos frascos comerciales existen numerosas recetas caseras.
Realmente, si te despierta curiosidad puedes probar con un perfume con feromonas. Eso sí, no te conformes únicamente con la respuesta del vendedor “sí, este perfume contiene feromonas”. Lee bien las etiquetas, las feromonas que normalmente se comercializan son la androstenona, androstenol y la androstenediona para los hombres y la copulina para las mujeres.
Pero entonces ¿Realmente funcionan las feromonas sintéticas o nuestras propias feromonas?
Hay opiniones contrapuestas y aunque muchos estudios han demostrado que físicamente sí hay una reacción, de manera que actúan sobre el sexo contrario de manera inconsciente, hay otros muchos factores que influyen en que nos sintamos atraídos por una persona u otra.
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