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De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 06/05/2018 23:32 |
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Siento gratitud por cada oportunidad de servir a otros.
Una y otra vez, al principio de su ministerio terrenal, Jesús nos llamó a tener fe: la fe de un niño, fe tan pequeña como una semilla de mostaza. Puede que asumamos que solo con fe suficiente podemos hacer el trabajo que debemos hacer. ¡Hoy reconozco que lo opuesto es verdad!
Al ofrecer amor y ayudar a los demás en sus experiencias humanas, mi fe se profundiza. Creer se me hace fácil cuando veo claramente el poder espiritual que mis acciones crean.
Entonces, mis elecciones no provienen de una fe ciega, sino de una fe perceptiva. Reconozco el bien que puedo crear en el mundo y fortalezco mi fe con las acciones que elijo.
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Mi vida está en orden divino.
Afirmo orden divino cada día, muchas veces al día. Mis afirmaciones no hacen que las cosas sucedan por arte de magia, más bien, las palabras mantienen mi atención fija en la verdad del orden natural. Partiendo de esta conciencia, permanezco en un lugar de calma interna a pesar de las condiciones externas.
Esto no garantiza que no pase por retos. Mas si surge un desafío, puedo invocar mis poderes internos de fe y sabiduría. Afirmo orden divino y sé que, tengo el poder de reinterpretar cualquier apariencia negativa en mi vida. Afirmo y sé que en lo que suceda, habrá una bendición. Con mis afirmaciones, invito a mi vida y a las vidas de los demás una energía positiva y bendiciones abundantes.” ¡YO SOY orden divino!
Todo se haga decentemente y con orden.—1 Corintios 14:40
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De: TATIS-7 |
Enviado: 22/05/2018 17:03 |
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Gracias a la oración cambio mi conciencia de separación a unidad.
Estas palabras resumen el primer principio de las enseñanzas de Unity: Solo existe Un Poder y Una Presencia activa en el universo y en mi vida, Dios el bien omnipotente. Si comprendo este concepto de unidad, sé que yo soy una expresión de lo Divino. Al orar, lo hago consciente de mi identidad sagrada.
Oro, no para cambiar al mundo, sino para cambiar mi comprensión de este. Aparto mi atención del mundo externo y la centro en la sabiduría espiritual. Dejo ir la preocupación y cualquier sentido de separación. Afirmo amor incondicional y permito que Dios sea el bien universal desarrollándose en mi vida. A medida que mis pensamientos son transformados, yo soy renovado en comprensión y fe.
Y mientras oraba, cambió la apariencia de su rostro, y su vestido se hizo blanco y resplandeciente.—Lucas 9:29
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De: TATIS-7 |
Enviado: 24/05/2018 12:49 |
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Siento gratitud por cada oportunidad de servir a otros.
Una y otra vez, al principio de su ministerio terrenal, Jesús nos llamó a tener fe: la fe de un niño, fe tan pequeña como una semilla de mostaza. Puede que asumamos que solo con fe suficiente podemos hacer el trabajo que debemos hacer. ¡Hoy reconozco que lo opuesto es verdad!
Al ofrecer amor y ayudar a los demás en sus experiencias humanas, mi fe se profundiza. Creer se me hace fácil cuando veo claramente el poder espiritual que mis acciones crean.
Entonces, mis elecciones no provienen de una fe ciega, sino de una fe perceptiva. Reconozco el bien que puedo crear en el mundo y fortalezco mi fe con las acciones que elijo.
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De: TATIS-7 |
Enviado: 25/05/2018 18:35 |
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Los niños son parte de nuestras mayores bendiciones.
Cada uno de nosotros nace en pureza absoluta. Crecemos, vemos y aprendemos en un estado constante de maravilla. Una de las mayores bendiciones que podemos recibir de los niños es ser testigos de su asombro y alegría a medida que descubren el mundo en el que viven.
Jesús nos instó a ser como niños: a vivir con fe, fascinación e inocencia. Los niños nos recuerdan lo que es verdaderamente importante: el amor, la risa, la aceptación, la receptividad y el deleite. Llevo una vida mucho más rica y plena cuando recuerdo acoger mis circunstancias con la frescura y la emoción de un niño.
La vida es una maravilla, y los niños están entre nuestras mayores bendiciones.
Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos.—Mateo 19:14
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Recuerdo con amor a todos aquellos que han venido antes que yo.
En Estados Unidos, hoy se recuerdan a quienes murieron dando servicio al país. Puede ser un día triste, mas al recordar a nuestros seres queridos, nuestros corazones se elevan. En cualquier momento y lugar, podemos compartir recuerdos con los miembros más jóvenes de nuestra familia acerca de quienes ya no están en este plano terrenal, pero que continúan viviendo en nuestros corazones.
Las remembranzas de nuestros seres queridos son más que monumentos mentales. Al rendirles tributo, revivimos los sentimientos de familiaridad y unidad. Sabemos que no existe separación en el Espíritu. Compartimos un vínculo que nunca puede extinguirse. Al vivir en el presente, nos preparamos para un futuro de expresión amorosa y felicidad.
Si uno de los miembros recibe honores, todos los miembros se regocijan con él.—1 Corintios 12:26
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¡Hoy es el primer día del resto de mi vida!
Los estudiantes que completan sus logros académicos experimentan un sentido de satisfacción. Como se les recuerda en los discursos de graduación: Hoy es el primer día del resto de sus vidas. Reflexiono acerca de la verdad de esta frase en mi vida. Recuerdo las graduaciones por las que he pasado, dentro y fuera del salón de clase.
Cada experiencia ha fortalecido mi fe y ha traído con ella la guía para una vida mejor. Así como he ganado sabiduría para el vivir cotidiano, he ganado sabiduría espiritual. Las prácticas y los estudios espirituales me permiten graduarme de un nivel de comprensión a otro más elevado. Soy enriquecido por la sabiduría. ¡Hoy es el primer día del resto de mi vida!
Cuando la sabiduría entre en tu corazón, y te deleites con el conocimiento, la discreción te protegerá y la inteligencia cuidará de ti.—Proverbios 2:10-11
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Doy gracias por los ejemplos en mi vida.
Puede que haya muchos miembros de la familia, maestros y mentores que han impactado mi vida y a quienes considere ejemplos valiosos. Cuando pienso en estas personas, recuerdo cómo me han apoyado, motivado e inspirado. Siento gratitud por todo lo que han hecho para ayudarme a ser la persona que soy hoy.
Mas, ¿he pensado en mí como ejemplo? Yo también puedo marcar la pauta en las vidas de los demás. Cada día, puedo ser un ejemplo como padre o miembro de la familia, como compañero de trabajo o amigo, y por medio de las maneras en que demuestro mi fe en Dios. Valoro estas oportunidades y doy gracias por quienes han sido ejemplos para mí.
Ponga cada uno al servicio de los demás el don que haya recibido, y sea un buen administrador de la gracia de Dios.—1 Pedro 4:10
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