Veo cómo las aves vuelan con tal facilidad y gracia, sabiendo que fueron creadas con ese propósito. Sus huesos son livianos y, según expanden sus alas, ellas utilizan el viento para remontarse.
Yo también he sido diseñado divinamente para vivir mi propósito y remontarme a nuevas alturas. Como escribió el orador motivacional y autor Zig Ziglar: “Fuiste creado para el logro, diseñado para el éxito y dotado con semillas de grandeza”. Llevo estas palabras a mi corazón durante momentos de oración. Según accedo la mente ilimitada de Dios en mí, la luz y la sabiduría divinas me llevan por senderos nuevos y satisfactorios —alentándome a expresar mi potencial sagrado. Afirmo con gratitud: ¡He sido diseñado divinamente para tener éxito!
Y vio Dios todo lo que había hecho, y todo ello era bueno en gran manera.—Génesis
EN LA LUZ Y EL AMOR DIVINOS, ESTOY RECEPTIVO A POSIBILIDADES MARAVILLOSAS.
Jesús dijo: “Yo no puedo hacer nada por mí mismo”. Eso es cierto para mí también. Todo lo que hago, lo hago partiendo del poder y la autoridad del Cristo morador. Confío en los principios divinos y los aplico a toda situación.
Al invocar el poder del amor divino, respondo a toda discordia con acciones y pensamientos armoniosos. Afirmo salud a medida que enfoco mi atención en la vida divina en un ser querido. Sé que la luz de Dios resplandece en mí cuando busco guía para reconocer el camino que es correcto para mí.
Puedo hacer todo lo que me proponga gracias al poder del Cristo morador. Esta verdad me brinda paz. Cuando tengo presente que no estoy solo en ningún momento y que el Espíritu divino dirige cada uno de mis pasos —cada uno de mis esfuerzos— no siento estrés ni preocupación.