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De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 05/03/2020 23:32 |
YO SOY UN EMBAJADOR DE LA PAZ.
Cuando pienso en la inmensidad de la tierra y la diversidad de quienes la habitan, me maravillo. Qué bendición es poder vivir en este bello planeta y explorar países, culturas y tradiciones.
Yo soy un ciudadano del mundo, con el privilegio y la responsabilidad de tratar al planeta y a sus habitantes con respeto. Aliento la paz, comenzando en mi comunidad y expandiéndola hasta incluir a mi ciudad, mi país, mi continente y el mundo entero. Cada persona puede hacer la diferencia.
Al mantener pensamientos apacibles y actuar afablemente, soy un ejemplo de honradez e inclusión. Mis acciones benefician a cada persona con quien tengo contacto. Respeto a todas las culturas y promuevo la paz y la comprensión.
¡Que se alegren los cielos y se regocije la tierra! Digan entre las naciones: “¡El Señor es rey!′—1 Crónicas 16:31
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De: TATIS-7 |
Enviado: 13/03/2020 03:10 |
ME SIENTO EMPODERADO Y VIGORIZADO GRACIAS AL ESPÍRITU DE VIDA.
Así como sustento mi cuerpo con alimentos todos los días, abro mi mente y corazón para nutrir la energía y la vida espirituales que moran en mí. Me fortalezco desde mi interior gracias a la presencia de Dios.
Un momento de meditación en el que visualizo luz me llena de vitalidad. Comienzo imaginando que cada célula de mi cuerpo es un punto de luz. Contemplo cómo la luz se magnifica y todo mi cuerpo es iluminado con una esencia radiante y espiritual.
Experimento que dicha esencia emana de mí y me vincula con la Fuente de todo. Respiro profundamente y afirmo que la vida de Dios es mi verdadera identidad. Yo soy un ser vibrante, fuerte y saludable gracias a este poder dinámico que mora en mí.
Y mientras oraba, cambió la apariencia de su rostro, y su vestido se hizo blanco y resplandeciente.—Lucas 9:29
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De: TATIS-7 |
Enviado: 14/03/2020 01:51 |
Con Dios, soy mayor que cualquier desafío que pueda enfrentar. Al tener esto presente, dejo ir todo temor y toda duda. Hago uso de mis herramientas espirituales: la oración, la meditación, el Silencio, cuando las bendiciones llegan a mí de modos esperados e inesperados. Puede que reciba una llamada, tenga un sueño o un presentimiento. Un saber interno que me guía justo hacia aquello que necesito cuando lo necesito.
Así como el joven David pudo vencer a Goliat, yo cuento con las provisiones, la actitud y las ideas que me ayudarán y protegerán. Dios es en mí, yo soy en Dios. Mi esencia espiritual es firme y valerosa. No puede ser herida ni disuadida, nada puede impedir que yo haga o sea aquello que he sido llamado para hacer y ser.
No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios … quien te da fuerzas.—Isaías 41:10
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De: TATIS-7 |
Enviado: 16/03/2020 03:57 |
AL ORAR POR OTROS, AFIRMO BIEN EN SUS VIDAS Y EN LA MÍA.
Honrado por la confianza de quien desea que ore con él o ella, escucho con compasión, y luego libero con fe todo pensamiento de enfermedad, carencia, limitación o inarmonía. Tengo presente que mi responsabilidad no es hacer que algo específico suceda, sino ver correctamente.
Miro más allá de los desafíos y me alineo con la Verdad: la persona por quien oro ha sido creada a imagen de Dios y busca expresar dicha semejanza, tal como lo buscan todas las personas, tal y como lo busco yo. Sé que la Presencia divina, el Cristo, está presente tanto en mí como en la persona por quien oro. Dicha Presencia sana —mente, cuerpo y emociones— y guía las decisiones, inspira ideas prósperas y establece armonía y paz por doquier.
Tú, Señor, estás cerca de quienes te invocan, de quienes te invocan con sinceridad.—Salmo 145:18
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YO SOY LIBRE PARA ELEGIR MI SENDERO, HOY Y TODOS LOS DÍAS.
Soy libre para elegir hacia donde y cómo dirijo mi atención. Tal vez me encuentre atrapado en el pasado, apegado a recuerdos y resentimientos o trate de apresurarme hacia el futuro imaginando lo que puede o no suceder. Hoy tomo la decisión de estar presente en el momento. La elección acerca de dónde pongo mi atención es siempre mía.
Yo he sido bendecido con la libertad y la responsabilidad del libre albedrío. Puede que yo haya elegido ser testarudo, rehusando dejar ir emociones negativas, relaciones personales difíciles o equivocaciones y juicios que no promueven mi mayor bien. Hoy tomo la decisión de ser libre, de perdonar, tanto a los demás como a mí mismo, por errores pasados, ¡y soy libre!
Ya no se acuerden de las cosas pasadas; no hagan memoria de las cosas antiguas. Fíjense en que yo hago algo nuevo.—Isaías 43:18-19
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EL AMOR PERDONADOR DE DIOS OBRA POR MEDIO DE MÍ PARA BENDECIR A LOS DEMÁS.
Cuando alguien me lastima o hiere a mis seres queridos, puedo justificar sentirme resentido. Puedo hasta justificar mi indignación. Sin embargo, en lo profundo de mi ser reconozco la Verdad: solo el perdón puede brindarme la sanación que necesito.
No es parte de mi naturaleza mantener pensamientos de rencor. Si me apego al resentimiento, a la única persona que lastimo es a mí.
Hoy decido soltar cualquier sentido de culpa. Libero la animosidad y los pensamientos negativos. Perdonar levanta una carga pesada de mi alma y mi corazón. Me siento libre, animado y renovado. Yo soy capaz de sentir el amor de Dios completamente en mi mente y mi cuerpo según respiro profundamente. Experimento olas de paz fluyendo en mí.
No juzguen, y no serán juzgados. No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados.—Lucas 6:37
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TOMO DOMINIO SOBRE MIS PENSAMIENTOS, PALABRAS Y ACCIONES.
“El poder de Dios me protege”. Hoy presto atención a esta frase de la “Oración de Protección” de James Dillet Freeman con nueva comprensión. Gracias a una renovada conciencia de mi unidad con mi Fuente, me doy cuenta de que el poder de Dios obra a través de mí y como yo, y no meramente en mí o para mí.
Avivo el poder divino cuando escojo palabras que afirman la Verdad. Ante todo, sé que yo soy un ser espiritual que navega por los valles y las montañas de una experiencia humana.
Al aceptar y expresar mi poder innato dado por Dios, mantengo dominio sobre mis pensamientos, palabras y acciones. Afirmo declaraciones de la Verdad según dejo ir actitudes e ideas negativas. Pienso y actúo con la autoridad de la Presencia del Cristo morador.
No nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.—2 Timoteo 1:7
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