La pasión es un sentimiento muy intenso, que involucra el deseo y el entusiasmo por algo. Refleja un interés particular por una causa, idea, actividad, persona u objeto. Decimos que alguien se apasiona por algo cuando establece una relación de afinidad muy fuerte con ese algo. Hay pasiones que enaltecen la condición humana y constituyen el condimento que nos lleva a materializar los logros más grandes.
La pasión es una realidad que nos autodefine, es decir, que expresa un rasgo significativo de nuestra identidad, de nuestra personalidad. Es importante distinguir entre una pasión y un pasatiempo, ya que son términos que tienden a homologarse. Por ejemplo, una cosa es ser un “trompetista”, lo cual constituye una “pasión” y otra cosa es “interpretar la trompeta”, lo que podría tomarse simplemente como un “pasatiempo”.
“Si la pasión, si la locura no pasaran alguna vez por las almas… ¿Qué valdría la vida?”Compartir
Las actividades que conllevan verdadera pasión requieren cantidades enormes de tiempo y energía. Son convicciones auténticas, frente a las que nunca nos sentimos completamente satisfechos. Recabar información, involucrarnos en diferentes ámbitos o horas y horas de práctica nos permiten encauzar nuestras pasiones por el sendero de la excelencia.
Existen distintos tipos de pasión según la causa que las motive. Es así como unas pueden ser positivas o armónicas y otras negativas u obsesivas. Las pasiones positivas se caracterizan por ser de elección libre. Son placenteras, dejan tiempo para otras actividades y no pretenden opacar a alguien, como tampoco satisfacer los deseos de otro, en detrimento de los propios.
La segunda modalidad, es decir, las pasiones negativas, se distinguen fundamentalmente por ser inmanejables para las personas que las “padecen”. No las controlamos, por el contrario, ellas nos controlan. Buscan satisfacer los deseos de otros, generan sentimientos de culpa, pérdida de autoestima y ansiedad. Por tanto, son muy autodestructivas y requieren orientación y tratamiento psicológico en la mayoría de los casos.
De otro lado, hay costumbres que llevan a dejar de lado los compromisos adquiridos para dedicar la mayor parte del tiempo a actividades que aportan poco. Es el caso de los videojuegos, las redes sociales o los avances del equipo de futbol favorito. Este tipo de aficiones pueden resultar adversas en la calidad de vida. Es por eso que debemos permanecer atentos para orientar y canalizar el tiempo y la energía dispuestos, en actividades que en verdad aporten algo positivo.
Claves para vivir con pasión
Cuando algo nos apasiona no nos importa dedicar mucho tiempo y esfuerzo en ello. Por el contrario, la dedicación a lo que nos gusta es gratificante y rinde sus frutos. Por eso, es importante descubrir con qué tenemos afinidad, qué despierta un interés especial en nosotros. Eso que nos ilumina el corazón, lo que sin importar cuánto tiempo nos exija, no nos cansamos de hacerlo.
Para alimentar la pasión en nuestras vidas es de vital importancia indagar en nuestro interior y encontrar aquello que nos sacude el alma. No basta con que nos resulte entretenido, debe ser algo que realmente nos conmueva. Luego debemos preguntarnos a dónde queremos llegar en ese terreno; así encontraremos la motivación suficiente para desplegar nuestra energía.
Una estrategia que no falla es la de partir de aquello en lo cual tenemos habilidad. Esto es fundamental a la hora de emprender cualquier proyecto. Enfocarnos hacia ello no solo amplía nuestro horizonte, sino que nos acerca a quienes tengan intereses similares. Esto generará un panorama en el que hay grandes posibilidades de éxito.
Para tener en cuenta
El conformismo es el principal enemigo de nuestras pasiones. Por eso, es mejor asumir una actitud humilde, pero ambiciosa al mismo tiempo y tomar ejemplo de los grandes hombres que se han jugado a fondo por sus ideales. No podemos poner límites a nuestros sueños, muchas pasiones desaparecen cuando nuestros temores afloran. Por tanto debemos ser tenaces y arriesgar.
Es imperioso alejar de nosotros todo lo que sea negativo. Recuperar la actitud soñadora y curiosa que teníamos de niños y apartar toda limitación mental que ponga límites a lo que deseamos lograr. No podemos continuar desperdiciando nuestro tiempo y energía en cosas que no correspondan a lo que verdaderamente nos estremece en la vida.
Pocas cosas son tan estimulantes como compartir nuestra pasión con otros. Nos permite reconectarnos con nuestro interior y dar lo mejor de nosotros mismos. Pero no solo eso, es posible que podamos despertar la pasión que dormita en otros. Incluso es probable que nuestros destinatarios se conviertan en nuevos estimuladores de la pasión en los demás.
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