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De: TATIS-7 (Mensaje original) |
Enviado: 08/11/2020 19:39 |
ACOJO EL FLUIR SANADOR DE LA VIDA DIVINA.
Si mi cuerpo experimenta un reto de salud, voy a mi interior y dejo ir todo miedo y preocupación. Afirmo que la enfermedad no es parte de mi verdadera identidad. Recuerdo que la salud plena es el derecho de nacimiento de mi ser espiritual. Suelto cada tribulación y lleno mi conciencia de pensamientos sanadores. Mi percepción Crística ve que las células de mi cuerpo brillan con la energía de la vida divina.
Al orar, agradezco todas las funciones maravillosas de mi cuerpo. Recuerdo tomar tiempo para bendecir mi cuerpo con descanso, ejercicio y buena nutrición. Digo afirmaciones de la Verdad para estimular a mi cuerpo a iniciar su respuesta sanadora. Doy gracias por la sanación que ya está en camino. Siento gratitud por mi salud y por gozar de vida plena.
Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.—Juan 10:10
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PERSONIFICO Y EXPRESO LA FORTALEZA ESPIRITUAL.
Abro mi corazón al orar. La verdadera fortaleza espiritual es diferente al control o el dominio y es mucho más poderosa. Cuando considero las variadas expresiones de la vida, me doy cuenta de que la verdadera fortaleza no es inflexible ni dura, sino comprensiva y compasiva. No se impone sino que apoya el mayor bien de todos.
Sin importar mis circunstancias actuales, cuento con un recurso interno, un centro de fortaleza sin límites. Avivo ese centro interior visualizando que mi corazón late con energía y vida poderosas. Mi postura refleja esa nueva conciencia de paz y confianza. Me siento fuerte. Sé que tengo el apoyo de mi fuente universal de fortaleza y poder fluyendo por todo mi ser.
No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré.—Isaías 41:10
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De: TATIS-7 |
Enviado: 18/11/2020 22:14 |
ENCUENTRO EN MÍ EL CONSUELO QUE BUSCO.
Cuando necesite brindar o recibir consuelo, empiezo por ir a mi interior. Sé que no puedo dar consuelo a los demás si estoy temeroso o lleno de preocupaciones. Me centro y recuerdo que no hay lugar donde pueda estar sin Dios. Puede que salga a caminar o diga una oración corta para tranquilizarme antes de dar el siguiente paso.
Una vez que haya tomado tiempo para hacer una pausa, exploro mis pensamientos y sentimientos más profundos. También ofrezco un espacio sagrado para permitirles a otros explorar los suyos. Con paciencia y el corazón abierto, escucho, ya sea a mí mismo o a la persona que necesita de mi apoyo. No trato de analizar o arreglar nada, simplemente permito que la guía divina y la fortaleza irradien su luz.
¡Busquen el poder del Señor! ¡Busquen siempre a Dios!—1 Crónicas 16:11
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De: TATIS-7 |
Enviado: 19/11/2020 23:52 |
VIVO UNA VIDA CON PROPÓSITO.
¿Qué estoy haciendo con mi vida, con mi tiempo aquí en la tierra? ¿Cuál es mi propósito? Comienzo la búsqueda de respuestas dándome cuenta de que no estoy aquí para ser definido por mis intereses, mi género, mi apariencia física o mi educación. Yo soy mucho más que esos aspectos.
Tengo algo especial y particular que ofrecer. He sido creado a la imagen y semejanza de Dios, y estoy aquí para aprender, expresar y vivir según mi identidad divina.
Cuando expreso gratitud, aceptación y amabilidad hacia los demás, honro el propósito de mi vida como expresión de Dios. La sabiduría divina guía mis pasos. Al proseguir consciente de mi propósito, me siento más pleno y satisfecho. Vivo con emoción y claridad.
Son muchas las ideas del corazón humano; sólo el consejo del Señor permanece.—Proverbios 19:21
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De: TATIS-7 |
Enviado: 21/11/2020 18:30 |
EL AMOR DE DIOS ESTÁ CONMIGO EN CADA SITUACIÓN.
Siento seguridad al saber que el amor divino está conmigo siempre. No importa qué sucesos se desarrollen en mi vida o en el mundo, siempre puedo sentir el apoyo de la presencia de Dios dentro de mí. Si me siento abatido, recuerdo la presencia amorosa constante del Espíritu divino.
Si siento temor o dudas, busco evidencia de la Divinidad entre los desafíos y el dolor. Ante todo, busco lo bueno. Estoy atento a los actos de bondad y ayuda y a los ejemplos de fortaleza y resiliencia. Aprecio las expresiones de las cualidades divinas que encuentro a mi alrededor. Cuando logro discernir el bien en situaciones desafiantes o negativas, siento la certeza de que Dios está conmigo. Siento paz.
¿Qué más podemos decir? Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar en contra de nosotros.—Romanos 8:31
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