Eres tu morada de mi sonrisa,
dulce canto de mi cielo,
tierna brisa de mi alma,
que esconde un corazón.
Tierna flor temprana,
arrancada por el viento,
donde mis lágrimas
abandonan su dolor.
Eclipse de mis ojos cuando duermo,
invocando los deseos de un soñador,
que derrama el cáliz de la vida,
sin miedo a pedir perdón.
Mañana que se marcha,
con cada paso que doy,
hacia un futuro incierto,
labrado por tu voz.
Contando nuevamente en mi mente,
todo lo que se quedo,
en la duda de la palabra,
fe de mi devoción.