El espíritu de la Navidad es incomparable, nos llena de expectativas, nos hace soñar, nos vuelve un poco mejores y nos reconcilia con nuestros semejantes. Soldados enemigos han silenciado el estruendo de sus armas y se han abrazado bajo las estrellas en Nochebuena.
Yo sé que no todos piensan y sienten igual, y que por diversas razones hay personas que se ponen mal con las Fiestas. Pero aún para ellas la Navidad es un misterio inseparable de sus vidas. Es un tiempo que regresa cada año con igual intensidad. ¿Quién podría prescindir de esta festividad? ¿Quién sería capaz de separar la Navidad de su corazón o de arrancarla de su vida?
ENRIQUE ARENZ