Martes 31 de marzo del 2009
Soy una creación de Dios amable y amorosa, merecedora de bien.
Gracia
La gracia es el don de bendiciones ilimitadas que recibo sin condiciones ni estipulaciones. No hay un plazo que deba cumplir ni nada que tenga que hacer para ganar o perder el amor incondicional de mi Creador.
La gracia está siempre presente y bendiciéndome, veinticuatro horas al día, los siete días de la semana. La misericordia y la buena voluntad son mías ahora y siempre. El regalo de la gracia proclama que soy de valor incuestionable para mi Creador.
La generosidad de Dios me inspira a dar a cambio. Sin embargo, la realidad es que siempre soy bendecido con más de lo que doy.
Acepto con agradecimiento el regalo de la gracia, sabiendo que mi naturaleza verdadera es la de una creación de Dios bondadosa y amorosa, merecedora de bien.
“A Timoteo, amado hijo: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de Jesucristo nuestro Señor.”—2 Timoteo 1:2
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