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General: Una vida c. y c. en busca del camino. Parte 15
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Fidelidad a Jesùs  (Mensaje original) Enviado: 17/07/2009 15:26

15

Esas semanas del estudiante de esos tiempos, creo sinceramente muy difícil que se vuelvan a repetir, ya que el ánimo y la disposición de todo el alumnado para participar en los diferentes eventos que se llevaban a cabo era completa, pues todos nos divertíamos sanamente en esas fechas, respetando sobre todo la integridad de la escuela, tanto, que cuando alguien tenía problemas con otro ( que muchas veces fueron Manuel y Pancho contra otros alumnos que envidiaban su autoridad), el lugar preciso para la pelea siempre era fuera de la escuela " a la salida " ¡ qué original ¡¿ nó?

Esa paseada en relevos de la Antorcha Estudiantil, partiendo de la escuela hasta el cerro Macuiltepec y de vuelta a la escuela era un agasajo pues se juntaba gran cantidad de personas a lo largo de este trayecto para aplaudir a su paso, a todos los que en ella participaban. Esos concurso de canto, de bailes autóctonos, de teatro, de poesía, de declamación, de oratoria, y muchos más, eran lo máximo, porque todos poníamos lo mejor de nosotros para que fueran un éxito, el cual siempre se alcanzaba.

La relación que tuve con todos los compañeros de mi escuela siempre fue cordial y amable y nunca tuve problemas fuertes con ninguno, y eso hizo que me perdiera la oportunidad de agarrarme a golpes con alguno, lástimita.

Al taller que yo asistia en las tardes era el taller de dibujo, cuyo profesor, Olivo, siempre me tuvo en alta estima por mis aptitudes en esa disciplina, sobre todo en el dibujo del retrato de personas, y el movimiento, que según él, le daba a mis obras, esto lo motivó para que fuera uno de los poquísimos alumnos que tuvieron acceso a sus conocimientos de serigrafía, conocimientos que después me servirían como el medio básico para solventar mis necesidades y las de mi familia.

En el tercer año, a solicitud que hizo a los alumnos la maestra de cocina, me convertí en el primer varón en ese taller, lo que motivó que más varones se inscribieran el él incluyendo a ¿quién creen?, exacto, a Pancho y Manuel, lo que fue una verdadera aventura en esos menesteres, pero yo no me preocupaba por los exámenes en esa materia, ya que con solo cantarle a la maestra, cuatro cirios o la malagueña, ya tenía asegurado el diez de calificación; y todo esto formó parte de los años dorados de mi juventud.

Una vez terminada la secundaria, nuestros caminos volvieron a separarse, pues Manuel, la verdad no recuerdo que hizo después, y a Pancho le dió por estudiar agronomía fuera de Xalapa, inquietud que también yo compartía, pero que nuestras posibilidades económicas no eran de ninguna manera adecuadas para ello, pero a Pancho no le importó, a pesar de haberse casado, y se lanzó en pos de su sueño con todo y esposa, sufriendo grandes penalidades que culminaron con su divorcio, y sin menospreciar ese dolor que eso sin duda le causó, se aferró a esa inquebrantable decisión de estudiar hasta que realizó su sueño de convertirse en Ingeniero Agrónomo.

Yo me inscribí en el Taller de Artes Plásticas por mis inquietudes artísticas y mi carácter bohemio y tranquilo, y a pesar de estar relativamente poco tiempo en él, tuve la oportunidad de conocer a grandes exponentes de la plástica mexicana, entre ellos al maestro Rogelio Naranjo, al caricaturista Rius, y al gran maestro pintor y grabador Alberto Beltran, reconocido internacionalmente, también conocí a Rocio Vinaber, Fernando Vilchis, Fernando Rueda y Leticia Tarragó, e infinidad de personajes más de las cuales no guardo mas que el bello recuerdo de haber convivido con ellos.

Recuerdo que en una ocasión, se le asignó al taller la elaboración de unos escudos y banderas pintadas sobre fibracel, muy grandes, de las naciones que participarían en los primeros juegos panamericanos y del caribe a celebrarse en el estadio xalapeño, y para esto, llamaron, por parte del director de ese tiempo el maestro Rogelio Naranjo, a cada uno de los alumnos y se les preguntaba si querían participar en esta labor y en que podían ayudar, y además, cuanto querían ganar por dia de trabajo hasta terminar. El que más se aventó con los centavos antes de que yo pasara, fue el que quería ganar cien pesos diarios, pero, cuando yo pasé y les dije que como yo me ocuparía del terminado ( fileteado ) de los escudos y banderas, siendo éste un trabajo muy delicado, les dije que mis honorarios por dia serían de mil pesos diarios, e increíblemente ¡ aceptaron !

Fueron cinco días de arduo trabajo, y esos cinco mil pesos que me gané, me abrieron los ojos para que siempre esté uno atento para darle el valor real a tu trabajo y no aceptar migajas por necesidad.

D.R. Josè Luis H. C.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Noemi 1067 Enviado: 18/07/2009 18:07
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                                      BENDECIDO FIN DE SEMANA!
                                                       ANDREA


 
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